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25 Y ahora, ¿acaso he subido contra este lugar para destruirlo sin que haya intervenido el SEÑOR? El SEÑOR me ha dicho: “Sube contra esa tierra y destrúyela”.

26 Entonces Eliaquim hijo de Hilquías, Sebna y Jóaj dijeron al Rabsaces:

—Por favor, habla a tus siervos en arameo, porque nosotros lo entendemos. No hables con nosotros en hebreo, a oídos del pueblo que está sobre la muralla.

27 Pero el Rabsaces les dijo:

—¿Acaso me ha enviado mi señor para decir estas palabras solo a tu señor y a ti? ¿No les concierne también a los hombres que están sobre la muralla, quienes, como ustedes, han de comer sus propios excrementos y beber su propia orina?

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