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Tus labios y tu boca son hermosos,
    como una cinta escarlata.
Tus mejillas bajo tu velo
    parecen cortes de granada.
Tu cuello mantiene la cabeza erguida,
    es como la torre de David hecha para guardar armamento.
De tu cabeza se cuelgan
    mil escudos de valientes soldados.
Tus pechos son como dos ciervos gemelos
    que se alimentan entre las flores de primavera.

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