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Ciertamente la opresión hace enloquecer al sabio,
y las dádivas corrompen el corazón.
Mejor es el fin del negocio que su principio;
mejor es el sufrido de espíritu que el altivo de espíritu.

No te apresures en tu espíritu a enojarte, porque el enojo reposa en el seno de los necios.

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