Llamamiento de Ezequiel

Esa voz me dijo: «Hijo de hombre,[a] ponte en pie, que voy a hablarte».

Mientras me hablaba, el Espíritu entró en mí, hizo que me pusiera de pie y pude oír al que me hablaba.

Me dijo: «Hijo de hombre, te voy a enviar a los israelitas. Es una nación rebelde que se ha rebelado contra mí. Ellos y sus antepasados se han sublevado contra mí hasta el día de hoy. Te estoy enviando a un pueblo obstinado y terco, al que deberás advertirle: “Así dice el Señor y Dios”. Tal vez te escuchen, tal vez no, pues son un pueblo rebelde; pero al menos sabrán que han tenido un profeta entre ellos. Tú, hijo de hombre, no tengas miedo de ellos ni de sus palabras, por más que estés en medio de cardos y espinas, y vivas rodeado de escorpiones. No temas por lo que digan ni te sientas atemorizado, porque son un pueblo rebelde. Tal vez te escuchen, tal vez no, pues son un pueblo rebelde; pero tú les proclamarás mis palabras. Tú, hijo de hombre, atiende bien a lo que te voy a decir y no seas rebelde como ellos. Abre tu boca y come lo que te voy a dar».

Entonces miré y vi que una mano con un rollo escrito se extendía hacia mí. 10 La mano abrió ante mis ojos el rollo. Estaba escrito por ambos lados; contenía lamentos, quejidos y dolores.

Footnotes

  1. 2:1 La frase hebrea ben adam significa ser humano. La frase hijo de hombre se retiene en este libro como una manera de dirigirse al profeta debido a su posible asociación con el título «Hijo del hombre» en el Nuevo Testamento.

Llamamiento de Ezequiel

La voz me dijo:

«Hijo de hombre, ponte sobre tus pies, que voy a hablar contigo.»

Tan pronto como me habló, el espíritu entró en mí y me hizo ponerme sobre mis pies, y oí que el que me hablaba me decía:

«Hijo de hombre, voy a enviarte a los hijos de Israel, un pueblo rebelde. Hasta el día de hoy, tanto ellos como sus padres se han rebelado contra mí. Así que yo te envío a gente de rostro adusto y de corazón empedernido. Y les dirás: “Así ha dicho Dios el Señor.” Tal vez te harán caso. Pero si no lo hacen así, porque son gente rebelde, siempre sabrán que entre ellos hubo un profeta. Pero tú, hijo de hombre, no tengas miedo de ellos ni de sus palabras. Aunque estés entre zarzas y espinos, y habites entre escorpiones, no tengas miedo de ellos ni de sus palabras, porque son gente rebelde. Ya sea que te escuchen o no, porque son muy rebeldes, tú repíteles mis palabras. Y tú, hijo de hombre, escucha bien lo que te digo, y no seas rebelde como esa gente. Abre la boca, y come lo que voy a darte a comer.»

Yo miré, y vi que una mano se extendía hacia mí, y que en ella había un pergamino. 10 La mano lo extendió delante de mí, y vi que el pergamino tenía endechas, lamentaciones y ayes escritos por los dos lados.(A)