Isaac y Rebeca

24 Abraham estaba ya entrado en años y el Señor lo había bendecido en todo. Un día, Abraham dijo al criado más antiguo de su casa, que era quien administraba todos sus bienes:

—Pon tu mano debajo de mi muslo y júrame por el Señor, el Dios del cielo y de la tierra, que no tomarás de esta tierra de Canaán, donde yo habito, una mujer para mi hijo Isaac, sino que irás a mi tierra, donde vive mi familia, y de allí le escogerás una esposa.

—¿Qué pasa si la mujer no está dispuesta a venir conmigo a esta tierra? —respondió el criado—. ¿Debo entonces llevar a su hijo hasta la tierra de donde usted vino?

—¡De ninguna manera debes llevar a mi hijo hasta allá! —respondió Abraham—. El Señor, el Dios del cielo, que me sacó de la casa de mi padre y de la tierra de mis parientes, y que bajo juramento me prometió dar esta tierra a mis descendientes, enviará su ángel delante de ti para que puedas traer de allá una mujer para mi hijo. Si la mujer no está dispuesta a venir contigo, quedarás libre de este juramento; pero ¡en ningún caso llevarás a mi hijo hasta allá!

El criado puso la mano debajo del muslo de Abraham, su amo, y juró que cumpliría con su encargo.

10 Luego tomó diez camellos, y toda clase de regalos de lo mejor que tenía su amo, y partió hacia la ciudad de Najor en Aram Najarayin.[a] 11 Allí hizo que los camellos se arrodillaran junto al pozo de agua que estaba en las afueras de la ciudad. Caía la tarde, que es cuando las mujeres salen a buscar agua.

12 Entonces comenzó a orar: «Señor, Dios de mi amo Abraham, te ruego que hoy me vaya bien y demuestres el amor que le tienes a mi amo. 13 Aquí me tienes, a la espera junto a la fuente, mientras las jóvenes de esta ciudad vienen a sacar agua. 14 Permite que la joven a quien le diga: “Por favor, baje usted su cántaro para que tome yo un poco de agua”, y me conteste: “Tome usted y además daré agua a sus camellos”, sea la que tú has elegido para tu siervo Isaac. Así estaré seguro de que tú has demostrado el amor que le tienes a mi amo».

15 Aún no había terminado de orar cuando vio que se acercaba Rebeca con su cántaro al hombro. Rebeca era hija de Betuel, que a su vez era hijo de Milca y Najor, el hermano de Abraham. 16 La joven era muy hermosa y además virgen, pues no había tenido relaciones sexuales con ningún hombre. Bajó hacia la fuente y llenó su cántaro. Ya se preparaba para subir 17 cuando el criado corrió a su encuentro y le dijo:

—¿Podría usted darme un poco de agua de su cántaro?

18 —Sírvase, mi señor —le respondió.

Y enseguida bajó el cántaro y, sosteniéndolo entre sus manos, le dio de beber.

19 Cuando ya el criado había bebido, ella dijo:

—Voy también a sacar agua para que sus camellos beban todo lo que quieran.

20 De inmediato vació su cántaro en el abrevadero y volvió corriendo al pozo para buscar más agua. Repitió la acción hasta que hubo suficiente agua para todos los camellos. 21 Mientras tanto, el criado de Abraham la observaba en silencio, para ver si el Señor había coronado su viaje con éxito.

22 Cuando los camellos terminaron de beber, el criado tomó un anillo de oro que pesaba un becá,[b] y se lo puso a la joven en la nariz;[c] también le colocó en los brazos dos pulseras de oro que pesaban diez siclos[d] y le preguntó:

23 —¿Podría usted decirme de quién es hija y si habrá lugar en la casa de su padre para hospedarnos?

24 —Soy hija de Betuel, el hijo de Milca y Najor —respondió ella, 25 a lo que agregó—: No solo tenemos lugar para ustedes, sino que también tenemos paja y forraje en abundancia para los camellos.

26 Entonces el criado de Abraham se arrodilló y postrado ante el Señor 27 dijo: «Bendito sea el Señor, el Dios de mi amo Abraham, que no ha dejado de manifestarle su amor y fidelidad, y a mí me ha guiado a la casa de sus parientes».

28 La joven corrió hasta la casa de su madre y allí contó lo que le había sucedido. 29 Tenía Rebeca un hermano llamado Labán que salió corriendo al encuentro del criado, quien seguía junto a la fuente. 30 Labán se había fijado en el anillo y las pulseras en los brazos de su hermana, y también la había escuchado contar lo que el criado le había dicho. Por eso salió en busca del criado y lo encontró junto a la fuente, con sus camellos.

31 —¡Ven, bendito del Señor! —le dijo—. ¿Por qué te quedas afuera? ¡Ya he preparado la casa y un lugar para los camellos!

32 El criado entró en la casa. Enseguida Labán desaparejó los camellos, les dio paja y forraje, y llevó agua para que el criado y sus acompañantes se lavaran los pies. 33 Cuando le sirvieron de comer, el criado dijo:

—No comeré hasta haberles dicho lo que tengo que decir.

—Habla con toda confianza —respondió Labán.

34 —Yo soy criado de Abraham —comenzó él—. 35 El Señor ha bendecido mucho a mi amo y lo ha prosperado. Le ha dado ovejas y vacas, oro y plata, siervos y siervas, camellos y asnos. 36 Sara, la esposa de mi amo, le dio en su vejez un hijo, al que mi amo le ha dejado todo lo que tiene. 37 Mi amo me hizo jurar y me dijo: “No tomarás para mi hijo una mujer de entre las hijas de los cananeos, en cuyo país habito. 38 Al contrario, irás a la familia de mi padre y le buscarás una esposa entre las mujeres de mis parientes”.

39 »Yo pregunté a mi amo: “¿Y si la mujer no acepta venir conmigo?”.

40 »Él me respondió: “El Señor, en cuya presencia he caminado, enviará su ángel contigo y hará prosperar tu viaje. De esa forma, conseguirás para mi hijo una esposa que pertenezca a la familia de mi padre. 41 Solo quedarás libre del juramento si vas a ver a mi familia y ellos no te conceden a la joven”.

42 »Cuando hoy llegué a la fuente, dije: “Señor, Dios de mi amo Abraham, si es tu voluntad, te ruego que hagas prosperar mi viaje. 43 Aquí me tienes, a la espera junto a la fuente. Si una joven sale a buscar agua y yo le digo: ‘Por favor, déjeme usted beber un poco de agua de su cántaro’ 44 y ella me contesta: ‘Beba usted y también les daré agua a sus camellos’, que sea ella la mujer que tú, Señor, has escogido para el hijo de mi amo”.

45 »Todavía no había terminado yo de orar cuando vi que Rebeca se acercaba con un cántaro sobre el hombro. Bajó a la fuente para sacar agua y yo le dije: “Por favor, deme usted de beber”.

46 »Enseguida bajó ella su cántaro y me dijo: “Beba usted y también les daré de beber a sus camellos”. Mientras yo bebía, ella dio agua a los camellos.

47 »Luego le pregunté: “¿Hija de quién es usted?”.

Y cuando ella me respondió: “Soy hija de Betuel, el hijo de Najor y de Milca”, yo le puse un anillo en la nariz y pulseras en los brazos, 48 y postrado adoré al Señor. Bendije al Señor, el Dios de Abraham, que me guio por el camino correcto para llevarle al hijo de mi amo una parienta cercana suya. 49 Y ahora, si desean mostrarle lealtad y fidelidad a mi amo, díganmelo; y si no, díganmelo también. Así yo sabré qué hacer».

50 Labán y Betuel respondieron:

—Sin duda todo esto proviene del Señor, y nosotros no podemos decir ni que sí ni que no. 51 Aquí está Rebeca; tómela usted y llévesela para que sea la esposa del hijo de su amo, tal como el Señor lo ha dispuesto.

52 Al escuchar esto, el criado de Abraham se postró rostro en tierra delante del Señor. 53 Luego sacó joyas de oro y de plata, y vestidos, y se los dio a Rebeca. También entregó regalos a su hermano y a su madre. 54 Más tarde, él y sus acompañantes comieron y bebieron y pasaron allí la noche.

A la mañana siguiente, cuando se levantaron, el criado de Abraham dijo:

—Déjenme ir a la casa de mi amo.

55 Pero el hermano y la madre de Rebeca respondieron:

—Que se quede la joven con nosotros unos diez días y luego podrás irte.

56 —No me detengan —repuso el criado—. El Señor ha prosperado mi viaje, así que déjenme ir a la casa de mi amo.

57 —Llamemos a la joven, a ver qué piensa ella —respondieron.

58 Así que llamaron a Rebeca y le preguntaron:

—¿Quieres irte con este hombre?

—Sí —respondió ella.

59 Entonces dejaron ir a su hermana Rebeca y a su nodriza con el criado de Abraham y sus acompañantes. 60 Y bendijeron a Rebeca con estas palabras:

«Hermana nuestra:
    ¡que seas madre de millares!
¡Que tus descendientes conquisten
    las ciudades de sus enemigos!».

61 Luego Rebeca y sus criadas se prepararon, montaron en los camellos y siguieron al criado de Abraham. Así fue como él tomó a Rebeca y se marchó de allí.

62 Ahora bien, Isaac había vuelto del Pozo del Viviente que me ve, porque vivía en la región del Néguev. 63 Una tarde, salió a dar un paseo[e] por el campo. De pronto, al levantar la vista, vio que se acercaban unos camellos. 64 También Rebeca levantó la vista, al ver a Isaac se bajó del camello 65 y preguntó al criado:

—¿Quién es ese hombre que viene por el campo a nuestro encuentro?

—Es mi amo —contestó el criado.

Entonces ella tomó el velo y se cubrió.

66 El criado contó a Isaac todo lo que había hecho. 67 Luego Isaac llevó a Rebeca a la tienda de campaña de Sara, su madre, y la tomó por esposa. Isaac amó a Rebeca y así se consoló de la muerte de su madre.

Muerte de Abraham(A)

25 Abraham volvió a casarse, esta vez con una mujer llamada Cetura. Los hijos que tuvo con ella fueron Zimrán, Jocsán, Medán, Madián, Isbac y Súaj. Jocsán fue el padre de Sabá y Dedán. Los descendientes de Dedán fueron los asureos, los letuseos y los leumeos. Los hijos de Madián fueron Efá, Éfer, Janoc, Abidá y Eldá. Todos estos fueron hijos de Cetura.

Abraham entregó todos sus bienes a Isaac. A los hijos de sus concubinas[f] les hizo regalos y, mientras él todavía estaba con vida, los separó de su hijo Isaac, enviándolos a las regiones orientales.

Abraham vivió ciento setenta y cinco años; murió en buena vejez. Luego de haber vivido muchos años, fue a reunirse con sus antepasados. Sus hijos Isaac e Ismael lo sepultaron en la cueva de Macpela, que está cerca de Mamré, es decir, en el campo del hitita Efrón, hijo de Zojar. 10 Este era el campo que Abraham había comprado a los hititas. Allí lo enterraron, junto a su esposa Sara. 11 Luego de la muerte de Abraham, Dios bendijo a Isaac, hijo de Abraham, quien se quedó a vivir cerca del Pozo del Viviente que me ve.

Descendientes de Ismael(B)

12 Esta es la historia de Ismael, el hijo que Abraham tuvo con Agar, la criada egipcia de Sara.

13 Estos son los nombres de los hijos de Ismael, comenzando por el primogénito:

Nebayot,

Cedar, Adbel, Mibsán,

14 Mismá, Dumá, Masá,

15 Hadad, Temá, Jetur,

Nafis y Cedema.

16 Estos fueron los hijos de Ismael y estos los nombres de los doce jefes de tribus, según sus propios territorios y campamentos.

17 Ismael vivió ciento treinta y siete años. Al morir, fue a reunirse con sus antepasados. 18 Sus descendientes se quedaron a vivir en la región que está entre Javilá y Sur, cerca de Egipto, en la ruta que conduce a Asiria. Allí se establecieron en franca oposición a todos sus hermanos.

Nacimiento de Jacob y de Esaú

19 Esta es la historia de Isaac, el hijo que tuvo Abraham.

Abraham fue el padre de Isaac. 20 Isaac tenía cuarenta años cuando se casó con Rebeca, que era hija de Betuel y hermana de Labán. Betuel y Labán eran arameos de Padán Aram.[g]

21 Isaac oró al Señor en favor de su esposa, porque era estéril. El Señor oyó su oración y ella quedó embarazada. 22 Pero como los niños luchaban dentro de su vientre, ella se preguntó: «Si esto va a seguir así, ¿por qué me pasa esto a mí?». Entonces fue a consultar al Señor 23 y el Señor le contestó:

«Dos naciones hay en tu seno;
    dos pueblos se dividen desde tus entrañas.
Uno será más fuerte que el otro
    y el mayor servirá al menor».

24 Cuando le llegó el momento de dar a luz, resultó que en su seno había mellizos. 25 El primero en nacer era pelirrojo y tenía todo el cuerpo cubierto de vello. A este lo llamaron Esaú.[h] 26 Luego nació su hermano, agarrado con una mano del talón de Esaú. A este lo llamaron Jacob.[i] Cuando nacieron los mellizos, Isaac tenía sesenta años.

27 Los niños crecieron. Esaú era un hombre de campo y se convirtió en un excelente cazador, mientras que Jacob era un hombre tranquilo que prefería quedarse en el campamento. 28 Isaac quería más a Esaú porque le gustaba comer de lo que él cazaba; pero Rebeca quería más a Jacob.

29 Un día, cuando Jacob estaba preparando un guiso, Esaú llegó agotado del campo y le dijo:

30 —Dame de comer de ese guiso rojizo, porque estoy muy cansado. (Por eso a Esaú se le llamó Edom.)[j]

31 —Véndeme primero tus derechos de hijo mayor —respondió Jacob.

32 —Me estoy muriendo de hambre —contestó Esaú—, así que ¿de qué me sirven los derechos de primogénito?

33 —Véndeme entonces los derechos bajo juramento —insistió Jacob.

Esaú se lo juró y fue así como vendió a Jacob sus derechos de primogénito.

34 Jacob, por su parte, dio a Esaú pan y guiso de lentejas. Luego de comer y beber, Esaú se levantó y se fue.

De esta manera menospreció sus derechos de hijo mayor.

Isaac y Abimélec

26 En ese tiempo hubo mucha hambre en aquella región, además de la que hubo en tiempos de Abraham. Por eso Isaac se fue a Guerar, donde se encontraba Abimélec, rey de los filisteos. Allí el Señor se apareció y le dijo: «No vayas a Egipto. Quédate en la región de la que te voy a hablar. Vive en ese lugar por un tiempo. Yo estaré contigo y te bendeciré, porque a ti y a tu descendencia daré todas esas tierras. Así confirmaré el juramento que hice a tu padre Abraham. Multiplicaré a tus descendientes como las estrellas del cielo y les daré todas esas tierras. Por medio de tu descendencia todas las naciones de la tierra serán bendecidas, porque Abraham me obedeció y cumplió mis órdenes y mis mandamientos, mis estatutos y mis leyes».

Isaac se quedó en Guerar.

Y cuando la gente del lugar preguntaba a Isaac acerca de su esposa, él respondía que ella era su hermana. Tan bella era Rebeca que Isaac tenía miedo de decir que era su esposa, pues pensaba que por causa de ella podrían matarlo.

Isaac vivió allí un largo tiempo. Un día, Abimélec, el rey de los filisteos, miraba por una ventana, vio a Isaac acariciando a su esposa Rebeca. Entonces mandó llamar a Isaac y le dijo:

—¡Conque ella es tu esposa! ¿Por qué dijiste que era tu hermana?

—Yo pensé que por causa de ella podrían matarme —contestó Isaac.

10 —¿Por qué nos hiciste esto? —respondió Abimélec—. Alguno de nosotros podría haberse acostado con tu esposa, ¡y tú nos habrías hecho a todos culpables de ese pecado!

11 Por eso Abimélec envió esta orden a todo el pueblo:

—Si alguien molesta a este hombre o a su esposa, será condenado a muerte.

12 Isaac sembró en aquella región y ese año cosechó al ciento por uno, porque el Señor lo había bendecido. 13 Así Isaac fue acumulando riquezas, hasta que llegó a ser muy rico. 14 Esto causó que los filisteos comenzaran a tenerle envidia, pues llegó a tener muchas ovejas, vacas y siervos. 15 Ahora bien, los filisteos habían cegado todos los pozos de agua que los siervos del padre de Isaac habían cavado. 16 Así que Abimélec dijo a Isaac:

—Aléjate de nosotros, pues ya eres más poderoso que nosotros.

17 Isaac se fue de allí y acampó en el valle de Guerar, donde se quedó a vivir. 18 Abrió nuevamente los pozos de agua que habían sido cavados en tiempos de su padre Abraham y que los filisteos habían tapado después de su muerte. Entonces les puso los mismos nombres que su padre les había dado.

19 Cierta vez, cuando los siervos de Isaac estaban cavando en el valle, encontraron un manantial. 20 Pero los pastores de Guerar discutieron acaloradamente con los pastores de Isaac, alegando que el agua era de ellos. Por eso Isaac llamó a ese pozo Esek,[k] porque habían peleado con él. 21 Después sus siervos cavaron otro pozo, por el cual también discutieron. Por eso Isaac lo llamó Sitna.[l] 22 Entonces Isaac se fue de allí y cavó otro pozo, pero esta vez no hubo ninguna discusión. A este pozo lo llamó Rejobot[m] y dijo: «El Señor nos ha dado mucho espacio para que prosperemos en esta región».

23 De allí Isaac se dirigió a Berseba. 24 Esa noche se apareció el Señor y le dijo: «Yo soy el Dios de tu padre Abraham. No temas, que yo estoy contigo. Por amor a mi siervo Abraham, te bendeciré y multiplicaré tu descendencia».

25 Allí Isaac construyó un altar e invocó el nombre del Señor. Acampó en ese lugar y sus siervos cavaron un pozo.

26 Cierto día, Abimélec fue a ver a Isaac desde Guerar. Llegó acompañado de su consejero Ajuzat y de Ficol, el comandante de su ejército. 27 Isaac preguntó:

—Si tanto me odian, que hasta me echaron de su tierra, ¿para qué vienen a verme?

28 —Nos hemos dado cuenta de que el Señor está contigo —respondieron—. Por eso, queremos proponerte que hagamos entre nosotros un trato bajo juramento. Ese pacto será el siguiente: 29 Tú no nos harás ningún daño, ya que nosotros no te hemos perjudicado, sino que te hemos tratado bien y te hemos dejado ir en paz. ¡Ahora el bendecido del Señor eres tú!

30 Isaac les preparó un banquete y comieron y bebieron. 31 A la mañana siguiente se levantaron muy temprano e hicieron un compromiso mutuo. Luego Isaac los despidió y ellos se fueron en paz.

32 Aquel mismo día, los siervos de Isaac fueron y le informaron acerca de un pozo que habían cavado y dijeron:

—¡Hemos encontrado agua!

33 Isaac llamó a ese pozo Juramento.[n] Por eso la ciudad se llama Berseba[o] hasta el día de hoy.

Isaac bendice a Jacob

34 Esaú tenía cuarenta años cuando se casó con Judit hija de Beerí, el hitita. También se casó con Basemat, hija de un hitita llamado Elón. 35 Estas dos mujeres causaron mucha amargura a Isaac y a Rebeca.

27 Isaac había llegado a viejo y se había debilitado su vista. Un día llamó a Esaú, su hijo mayor.

—¡Hijo mío! —dijo.

—Aquí estoy —contestó Esaú.

—Como te darás cuenta, ya estoy muy viejo y en cualquier momento puedo morirme. Pues toma tus armas, tu arco y tus flechas y ve al campo a cazarme algún animal. Prepárame luego un buen guiso, como a mí me gusta, y tráemelo para que me lo coma. Entonces yo mismo te bendeciré antes de morir.

Como Rebeca había estado escuchando mientras Isaac hablaba a su hijo Esaú, en cuanto este se fue al campo a cazar un animal para su padre, ella dijo a su hijo Jacob:

—Según acabo de escuchar, tu padre le ha pedido a tu hermano Esaú que cace un animal y se lo traiga para hacerle un guiso como a él le gusta. También le ha prometido que antes de morir lo va a bendecir, poniendo al Señor como testigo. Ahora bien, hijo mío, escúchame bien y haz lo que te mando. Ve al rebaño y tráeme de allí dos de los mejores cabritos, para que yo le prepare a tu padre un guiso como a él le gusta. 10 Tú se lo llevarás para que se lo coma y así él te dará su bendición antes de morirse.

11 Pero Jacob dijo a su madre:

—Hay un problema: mi hermano Esaú es muy velludo y yo soy lampiño. 12 Si mi padre me toca, se dará cuenta de que quiero engañarlo y esto hará que me maldiga en vez de bendecirme.

13 —Hijo mío, ¡que esa maldición caiga sobre mí! —le contestó su madre—. Tan solo haz lo que te pido y ve a buscarme esos cabritos.

14 Jacob fue a buscar los cabritos, se los llevó a su madre y ella preparó el guiso tal como le gustaba a su padre. 15 Luego sacó la mejor ropa de su hijo mayor Esaú, la cual tenía en casa, y con ella vistió a su hijo menor Jacob. 16 Con la piel de los cabritos le cubrió los brazos y la parte lampiña del cuello, 17 y entregó a Jacob el guiso y el pan que había preparado.

18 Jacob se presentó ante su padre y dijo:

—¡Padre!

—Dime, hijo mío, ¿quién eres tú? —preguntó Isaac.

19 —Soy Esaú, tu primogénito —contestó Jacob—. Ya hice todo lo que me pediste. Ven, por favor, y siéntate a comer de lo que he cazado; así podrás darme tu bendición.

20 Pero Isaac preguntó a su hijo:

—¿Cómo fue que lo encontraste tan pronto, hijo mío?

—El Señor tu Dios me ayudó —respondió Jacob.

21 Isaac dijo:

—Acércate, hijo mío, para que pueda tocarte y saber si de veras eres o no mi hijo Esaú.

22 Jacob se acercó a su padre, quien al tocarlo dijo:

—La voz es la de Jacob, pero las manos son las de Esaú. 23 Así que no lo reconoció, porque sus manos eran velludas como las de Esaú. Ya se disponía a bendecirlo 24 cuando volvió a preguntarle:

—¿En serio eres mi hijo Esaú?

—Claro que sí —respondió Jacob.

25 Entonces su padre dijo:

—Tráeme lo que has cazado, para que lo coma, y te daré mi bendición.

Jacob sirvió y su padre comió. También le llevó vino y su padre lo bebió. 26 Luego dijo su padre:

—Acércate ahora, hijo mío, y dame un beso.

27 Jacob se acercó y lo besó. Cuando Isaac olió su ropa, lo bendijo con estas palabras:

«El olor de mi hijo
    es como el de un campo
    bendecido por el Señor.
28 Que Dios te conceda el rocío del cielo;
    que de la riqueza de la tierra
    te dé grano y vino nuevo en abundancia.
29 Que te sirvan los pueblos;
    que se postren ante ti las naciones.
Que seas señor de tus hermanos;
    que se postren ante ti los hijos de tu madre.
Maldito sea el que te maldiga
    y bendito el que te bendiga».

30 No bien había terminado Isaac de bendecir a Jacob y este de salir de la presencia de su padre, cuando Esaú volvió de cazar. 31 También él preparó un guiso, se lo llevó a su padre y le dijo:

—Levántate, padre mío, y come de lo que ha cazado tu hijo. Luego podrás darme tu bendición.

32 Pero Isaac lo interrumpió:

—¿Quién eres tú?

—Soy Esaú, tu hijo primogénito —respondió.

33 Isaac comenzó a temblar y muy sobresaltado dijo:

—¿Quién fue el que ya me trajo lo que había cazado? Poco antes de que llegaras, yo me lo comí todo. ¡Ya le di mi bendición y no puedo quitársela!

34 Al escuchar Esaú las palabras de su padre, lanzó un grito aterrador y, lleno de amargura, le dijo:

—¡Padre mío, te ruego que también a mí me bendigas!

35 Pero Isaac respondió:

—Tu hermano vino y me engañó y se llevó la bendición que a ti te correspondía.

36 —¡Con toda razón le pusieron Jacob![p] —respondió Esaú—. Ya van dos veces que me engaña: primero me quita mis derechos de primogénito y ahora se lleva mi bendición. ¿No te queda ninguna bendición para mí?

37 Isaac respondió:

—Ya lo he puesto por señor tuyo: todos sus hermanos serán siervos suyos; lo he sustentado con trigo y con vino. ¿Qué puedo hacer ahora por ti, hijo mío?

38 Pero Esaú insistió:

—¿Acaso tienes una sola bendición, padre mío? ¡Bendíceme también a mí!

Y se echó a llorar. 39 Entonces su padre dijo:

«Vivirás lejos de las riquezas de la tierra,
    lejos del rocío que cae del cielo.
40 Gracias a tu espada,
    vivirás y servirás a tu hermano.
Pero, cuando te impacientes,
    te librarás de su yugo».

Jacob huye de Esaú

41 A partir de ese momento, Esaú guardó un profundo rencor hacia su hermano por causa de la bendición que le había dado su padre y pensaba: «Ya falta poco para que hagamos duelo por mi padre; después de eso, mataré a mi hermano Jacob».

42 Cuando Rebeca se enteró de lo que planeaba Esaú, mandó llamar a Jacob y le dijo:

—Mira, tu hermano Esaú está planeando matarte para vengarse de ti. 43 Por eso, hijo mío, obedéceme: Prepárate y huye enseguida a Jarán, a la casa de mi hermano Labán, 44 y quédate con él por unos días, hasta que se calme el enojo de tu hermano. 45 Cuando ya se haya tranquilizado y olvide lo que le has hecho, yo enviaré a buscarte. ¿Por qué voy a perder a mis dos hijos en un solo día?

46 Luego Rebeca dijo a Isaac:

—Estas mujeres hititas me tienen cansada. Me han quitado las ganas de vivir. Si Jacob se llega a casar con una de las hititas que viven en este país, ¡más me valdría morir!

28 Isaac llamó a Jacob, lo bendijo y le ordenó:

—No te cases con ninguna mujer de aquí de Canaán. Vete ahora mismo a Padán Aram,[q] a la casa de Betuel, tu abuelo materno, y cásate allá con una de las hijas de tu tío Labán. Que el Dios Todopoderoso te bendiga, te haga fecundo y haga que salgan de ti numerosas naciones. Que también te dé, a ti y a tu descendencia, la bendición de Abraham, para que puedan poseer esta tierra donde ahora vives como extranjero, esta tierra que Dios prometió a Abraham.

Así envió Isaac a Jacob a Padán Aram, a la casa de Labán, quien era hijo de Betuel, el arameo, y hermano de Rebeca, la madre de Jacob y de Esaú.

Esaú supo que Isaac había bendecido a Jacob y que lo había enviado a Padán Aram para casarse allá. También se enteró de que, al bendecirlo, le dio la orden de no casarse con ninguna cananea, y de que Jacob había partido hacia Padán Aram en obediencia a su padre y a su madre. Entonces Esaú se dio cuenta de la antipatía de su padre por las cananeas. Por eso, aunque ya tenía otras esposas cananeas, Esaú fue hasta donde vivía Ismael, hijo de Abraham, y se casó con su hija Majalat, que era hermana de Nebayot.

El sueño de Jacob en Betel

10 Jacob partió de Berseba y se encaminó hacia Jarán. 11 Cuando llegó a cierto lugar, se detuvo para pasar la noche porque ya estaba anocheciendo. Tomó una piedra, la usó como almohada y se acostó a dormir en ese lugar. 12 Allí soñó que había una escalinata apoyada en la tierra y cuyo extremo superior llegaba hasta el cielo. Por ella subían y bajaban los ángeles de Dios. 13 En el sueño, el Señor estaba de pie junto a él y le decía: «Yo soy el Señor, el Dios de tu abuelo Abraham y de tu padre Isaac. A ti y a tu descendencia les daré la tierra sobre la que estás acostado. 14 Tu descendencia será tan numerosa como el polvo de la tierra. Te extenderás de norte a sur y de oriente a occidente, y todas las familias de la tierra serán bendecidas por medio de ti y de tu descendencia. 15 Yo estoy contigo. Te protegeré por dondequiera que vayas y te traeré de vuelta a esta tierra. No te abandonaré hasta cumplir con todo lo que te he prometido».

16 Al despertar Jacob de su sueño, pensó: «Sin duda, el Señor está en este lugar y yo no me había dado cuenta». 17 Y con mucho temor, añadió: «¡Qué asombroso es este lugar! ¡Es nada menos que la casa de Dios y la puerta del cielo!».

18 A la mañana siguiente, Jacob se levantó temprano, tomó la piedra que había usado como almohada, la erigió como monumento y derramó aceite sobre ella. 19 En aquel lugar había una ciudad que se llamaba Luz, pero Jacob cambió su nombre por Betel.[r]

20 Luego Jacob hizo esta promesa: «Si Dios me acompaña y me protege en este viaje que estoy haciendo, si me da alimento y ropa para vestirme, 21 y si regreso sano y salvo a la casa de mi padre, entonces el Señor será mi Dios. 22 Y esta piedra conmemorativa que yo erigí será casa de Dios y de todo lo que Dios me dé, le daré la décima parte».

Footnotes

  1. 24:10 Aram Najarayin. Es decir, el noroeste de Mesopotamia.
  2. 24:22 Es decir, aprox. 5.7 g.
  3. 24:22 se lo puso … nariz (Pentateuco Samaritano). TM no incluye esta frase; véase v. 47.
  4. 24:22 Es decir, aprox. 115 g.
  5. 24:63 a dar un paseo. Texto de difícil traducción.
  6. 25:6 Véase nota en Gn 22:24.
  7. 25:20 Padán Aram. Es decir, el noroeste de Mesopotamia.
  8. 25:25 En hebreo, Esaú puede significar velludo; véase también v. 30.
  9. 25:26 En hebreo, Jacob significa él agarra el talón.
  10. 25:30 En hebreo, Edom significa rojo.
  11. 26:20 Esek en hebreo significa pelea.
  12. 26:21 Sitna en hebreo significa enemistad.
  13. 26:22 Rejobot en hebreo significa lugar ancho.
  14. 26:33 Juramento. Alt. Siete.
  15. 26:33 En hebreo, Berseba puede significar Pozo del Juramento o Pozo de los Siete.
  16. 27:36 En hebreo, Jacob significa él agarra el talón (en sentido figurado: él suplanta o engaña).
  17. 28:2 Padán Aram. Es decir, el noroeste de Mesopotamia; también en vv. 5, 6 y 7.
  18. 28:19 En hebreo, Betel significa casa de Dios.

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