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Así que Dios creó el firmamento
    y separó las aguas;
unas quedaron arriba del firmamento
    y otras debajo.
Dios llamó al firmamento «cielo».
    Llegó la tarde y después la mañana.
    Ese fue el segundo día.

Luego Dios dijo: «Que las aguas debajo del cielo
    se junten en un solo lugar,
para que aparezca el suelo seco».
    Y así sucedió.

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