Jacob huye de Labán

31 Pero Jacob se enteró de que los hijos de Labán andaban diciendo: «Jacob se ha ido apoderando de todo lo que pertenecía a nuestro padre y se ha enriquecido a costa suya». También notó que Labán ya no lo trataba como antes.

Entonces el Señor dijo a Jacob: «Vuélvete a la tierra de tus padres, donde están tus parientes, que yo estaré contigo».

Jacob mandó llamar a Raquel y a Lea al campo donde estaba el rebaño y les dijo:

—Me he dado cuenta de que su padre ya no me trata como antes. ¡Pero el Dios de mi padre ha estado conmigo! Ustedes saben muy bien que yo he trabajado para su padre Labán con todas mis fuerzas. No obstante, él me ha engañado y me ha cambiado el salario muchas veces.[a] Pero Dios no le ha permitido causarme ningún daño. Si él acordaba conmigo: “Los animales manchados serán tu salario”, todas las hembras tenían crías manchadas; y si él acordaba: “Los animales rayados serán tu salario”, todas las hembras tenían crías rayadas. Así Dios le ha quitado el ganado al padre de ustedes y me lo ha dado a mí.

10 »En cierta ocasión, durante la época en que los animales estaban en celo, tuve un sueño. En ese sueño veía que los chivos que cubrían a las cabras eran rayados, manchados o moteados. 11 En ese mismo sueño, el ángel de Dios me llamó: “¡Jacob!”. Y yo le respondí: “Aquí estoy”. 12 Entonces él me dijo: “Fíjate bien y te darás cuenta de que todos los chivos que cubren a las cabras son rayados, manchados o moteados. Yo he visto todo lo que te ha hecho Labán. 13 Yo soy el Dios de Betel, donde ungiste una piedra como monumento y me hiciste una promesa. Vete ahora de esta tierra y vuelve a la tierra de tus parientes”».

14 Raquel y Lea respondieron:

—Ya no tenemos ninguna parte ni herencia en la casa de nuestro padre. 15 Al contrario, nos ha tratado como si fuéramos extranjeras. Nos ha vendido y se ha gastado todo lo que recibió por nosotras. 16 Lo cierto es que toda la riqueza que Dios le ha quitado a nuestro padre es nuestra y de nuestros hijos. Por eso, haz ahora todo lo que Dios te ha ordenado.

17 Entonces Jacob se preparó y montó a sus hijos y a sus esposas en los camellos, 18 puso en marcha todo su ganado, junto con todos los bienes que había acumulado en Padán Aram,[b] y se dirigió hacia la tierra de Canaán, donde vivía su padre Isaac.

19 Mientras Labán estaba ausente esquilando sus ovejas, Raquel aprovechó el momento para robarse los ídolos familiares.[c] 20 Fue así como Jacob engañó a Labán el arameo y huyó sin decirle nada. 21 Jacob se escapó con todo lo que tenía. Una vez que cruzó el río Éufrates, se encaminó hacia la región montañosa de Galaad.

Labán persigue a Jacob

22 Al tercer día informaron a Labán que Jacob se había escapado. 23 Entonces Labán reunió a sus parientes y lo persiguió durante siete días hasta que lo alcanzó en los montes de Galaad. 24 Pero esa misma noche Dios se apareció en un sueño a Labán, el arameo, y le dijo: «¡Cuidado con amenazar a Jacob!».

25 Labán alcanzó a Jacob en los montes de Galaad, donde este había acampado. También Labán acampó allí junto con sus parientes 26 y reclamó a Jacob:

—¿Qué has hecho? ¡Me has engañado y te has llevado a mis hijas como si fueran prisioneras de guerra! 27 ¿Por qué has huido en secreto, con engaños y sin decirme nada? Yo te habría despedido con alegría y cantos al son de panderos y de arpa. 28 Ni siquiera me dejaste besar a mis hijas y a mis nietos. ¡Te has comportado como un necio! 29 Mi poder es más que suficiente para hacerles daño, pero anoche el Dios de tu padre me habló y me dijo: “¡Cuidado con amenazar a Jacob!”. 30 Ahora bien, entiendo que hayas querido irte porque añoras la casa de tu padre, pero ¿por qué me robaste mis dioses?

31 Jacob respondió:

—La verdad es que tuve mucho miedo, porque pensé que podrías quitarme a tus hijas por la fuerza. 32 Pero si encuentras tus dioses en poder de alguno de los que están aquí, tal persona no quedará con vida. Pongo a nuestros parientes como testigos: busca lo que sea tuyo y llévatelo. Pero Jacob no sabía que Raquel se había robado los ídolos de Labán.

33 Entonces Labán entró en la tienda de campaña de Jacob, luego en la de Lea y en la de las dos criadas, pero no encontró lo que buscaba. Cuando salió de la tienda de Lea, entró en la de Raquel. 34 Pero Raquel, luego de tomar los ídolos familiares y esconderlos bajo la montura del camello, se sentó sobre ellos. Labán los buscó por toda la tienda, pero no los encontró. 35 Entonces Raquel dijo a su padre:

—Por favor, no se enoje, mi señor, si no puedo levantarme ante usted, pero es que estoy en mi período de menstruación.

Labán buscó los ídolos familiares, pero no logró encontrarlos.

36 Entonces Jacob se enojó con Labán e indignado reclamó:

—¿Qué crimen o pecado he cometido para que me acoses de esta manera? 37 Ya has registrado todas mis cosas, ¿y acaso has encontrado algo que te pertenezca? Si algo has encontrado, ponlo aquí, frente a nuestros parientes, y que ellos determinen quién de los dos tiene la razón.

38 Durante los veinte años que estuve contigo, nunca abortaron tus ovejas ni tus cabras, ni jamás me comí un carnero de tus rebaños. 39 Nunca te traje un animal despedazado por las fieras, ya que yo mismo me hacía cargo de esa pérdida. Además, lo que se robaban de día o de noche, tú me lo reclamabas. 40 De día me consumía el calor, de noche me moría de frío y ni dormir podía. 41 De los veinte años que estuve en tu casa, catorce te serví por tus dos hijas y seis, por tu ganado, y cambiaste mi salario diez veces. 42 Si no hubiera estado conmigo el Dios de mi padre, el Dios de Abraham y el Temor de Isaac, seguramente me habrías despedido con las manos vacías. Pero Dios vio mi aflicción y el trabajo de mis manos, y entonces anoche me hizo justicia.

43 Labán respondió a Jacob:

—Estas mujeres son mis hijas y estos muchachos son mis nietos; mías también son las ovejas; todo lo que ves me pertenece. Pero ¿qué podría hacerles ahora a mis hijas y a mis nietos? 44 Hagamos un pacto tú y yo y que ese pacto nos sirva como testimonio.

45 Entonces Jacob tomó una piedra, la erigió como un monumento 46 y dijo a sus parientes:

—¡Junten piedras!

Ellos juntaron piedras, las amontonaron y comieron allí, junto al montón de piedras. 47 A ese lugar Labán le puso por nombre Yegar Saduta, mientras que Jacob lo llamó Galaad.[d]

48 —Este montón de piedras —declaró Labán—, nos servirá de testimonio.

Por eso se le llamó Galaad a ese lugar 49 y también se le llamó Mizpa,[e] porque Labán juró:

—Que el Señor nos vigile cuando ya estemos lejos el uno del otro. 50 Si tú maltratas a mis hijas o tomas otras mujeres que no sean ellas, recuerda que Dios es nuestro testigo, aunque no haya ningún otro testigo entre nosotros.

51 Mira este montón de piedras y el monumento que he levantado entre nosotros —señaló Labán—. 52 Ambos serán testigos de que ni tú ni yo cruzaremos esta línea con el propósito de hacernos daño. 53 ¡Que el Dios de Abraham y el Dios de Najor, el Dios de sus padres, juzgue entre nosotros!

Entonces Jacob juró por el Dios conocido como el Temor de Isaac, su padre. 54 Luego ofreció un sacrificio en el monte e invitó a sus parientes a participar en la comida. Después de que todos comieron, pasaron la noche allí.

55 A la madrugada del día siguiente Labán se levantó, besó y bendijo a sus nietos y a sus hijas, y regresó a su casa.

Footnotes

  1. 31:7 muchas veces. Lit. diez veces.
  2. 31:18 Padán Aram. Es decir, el noroeste de Mesopotamia.
  3. 31:19 ídolos familiares. Lit. terafines.
  4. 31:47 Yegar Saduta en arameo, y Galaad en hebreo, significan montículo del testimonio.
  5. 31:49 Mizpa significa torre de vigilancia.

31 Pero Jacob se enteraba de las habladurías de los hijos de Labán, pues decían: «Jacob se ha quedado con todo lo que era de nuestro padre. Toda su riqueza la obtuvo de lo que era de nuestro padre.» Además, Jacob miraba el semblante de Labán, y podía ver que ya no lo trataba como antes. Entonces el Señor le dijo a Jacob: «Regresa a la tierra de tus padres, con tus parientes, que yo estaré contigo.»

Jacob mandó llamar a Raquel y a Lea al campo donde estaban sus ovejas, y les dijo:

«Me doy cuenta de que el padre de ustedes ya no me trata como antes. Pero el Dios de mi padre está conmigo. Ustedes saben que yo he servido a su padre con todas mis fuerzas, y que su padre me ha engañado, pues varias veces me ha cambiado la paga. Pero Dios no le ha permitido hacerme daño. Si él decía: “Te voy a pagar con los pintados”, entonces todas las ovejas parían corderos pintados; y si decía: “Te voy a pagar con los listados”, entonces todas las ovejas parían corderos listados. Así Dios le quitó al padre de ustedes el ganado, y me lo dio a mí. 10 Y resulta que, cuando las ovejas estaban en celo, yo levanté la vista, y en sueños vi que los machos que cubrían a las hembras eran listados, pintados y abigarrados. 11 Entonces el ángel de Dios me habló en sueños, y yo me dispuse a escucharlo. 12 Y me dijo: “Levanta ahora los ojos, y verás que todos los machos que cubren a las hembras son listados, pintados y abigarrados. Yo he visto todo lo que Labán te ha hecho. 13 Yo soy el Dios de Betel, donde tú ungiste la piedra, y donde me hiciste un voto.(A) Levántate ahora y sal de esta tierra, y regresa a tu tierra natal.”»

14 Raquel y Lea respondieron:

«¿Acaso tenemos todavía nosotras alguna porción o herencia en la casa de nuestro padre? 15 ¿Acaso no nos considera unas extrañas, y hasta nos vendió y se ha comido por completo nuestro precio? 16 La verdad es que todas las riquezas que Dios le ha quitado a nuestro padre, ¡son de nosotras y de nuestros hijos! Así que, haz todo lo que Dios te ha dicho.»

Jacob huye de Labán

17 Entonces Jacob se preparó y sentó a sus hijos y sus mujeres sobre los camellos, 18 luego puso en marcha todo su ganado, y todo el ganado que había adquirido, que era su ganancia de Padán Aram, y se dispuso a volver a Isaac, su padre, en la tierra de Canaán. 19 Como Labán había ido a trasquilar sus ovejas, Raquel hurtó los ídolos de su padre. 20 Jacob, por su parte, engañó a Labán el arameo al no hacerle saber que iba a fugarse. 21 Y se fugó, llevándose todo lo que tenía. Se dispuso a cruzar el Éufrates, y se enfiló hacia el monte de Galaad. 22 Al tercer día fueron a decirle a Labán que Jacob se había fugado. 23 Entonces Labán se hizo acompañar de sus parientes, y se fue tras Jacob. Después de siete días de camino, lo alcanzó en el monte de Galaad. 24 Pero esa noche Dios se le apareció en un sueño a Labán el arameo, y le dijo: «Mucho cuidado con comenzar a hablarle a Jacob bien, y acabar mal.»

25 Labán alcanzó a Jacob cuando éste había plantado su tienda en el monte, así que Labán y sus parientes acamparon en el monte de Galaad. 26 Y Labán le dijo a Jacob:

«¿Qué es lo que has hecho? ¿Por qué me engañaste y trajiste a mis hijas como prisioneras de guerra? 27 ¿Por qué te fugaste a escondidas? ¿Por qué me engañaste, y no me dijiste nada? ¡Yo te habría despedido con alegría y con cantos, con tamborines y arpas! 28 ¡Ni siquiera me dejaste besar a mis hijos y mis hijas! ¡Lo que has hecho es una locura! 29 Yo tengo poder para hacerles daño; pero el Dios de tu padre me habló anoche y me dijo: “Mucho cuidado con comenzar a hablarle a Jacob bien, y acabar mal.” 30 Pero ya que tantas ganas tenías de irte a la casa de tu padre, ¿por qué me robaste mis dioses?»

31 Jacob le respondió así a Labán:

«Es que tuve miedo. Yo pensé que tal vez me quitarías tus hijas por la fuerza. 32 Pero al que encuentres con tus dioses en su poder, no quedará con vida. En presencia de nuestros hermanos, reconoce lo que sea tuyo y esté en mi poder, y llévatelo.»

Pero Jacob no sabía que Raquel los había hurtado. 33 Labán entró en la tienda de Jacob, luego en la tienda de Lea y en la tienda de las dos siervas, y no halló nada; entonces salió de la tienda de Lea y entró en la tienda de Raquel. 34 Pero Raquel tomó los ídolos y los puso bajo la albarda de un camello, y se sentó sobre ellos; así que Labán buscó en toda la tienda, y no los halló. 35 Y ella le dijo a su padre:

«No se enoje mi señor. Es que no me puedo levantar delante de ti, porque estoy con la costumbre de las mujeres.»

Y Labán buscó los ídolos, pero no los halló. 36 Entonces Jacob se enojó, y riñó con Labán. Le reclamó:

«¿En qué te he faltado? ¿Cuál es mi pecado, para que me persigas con tanto ardor? 37 Ya que has rebuscado en todas mis cosas, ¿qué has hallado de todos los enseres de tu casa? Ponlo aquí, delante de mis hermanos y de los tuyos, ¡y que juzguen entre nosotros! 38 Veinte años han sido los que he estado contigo, y nunca abortaron tus ovejas ni tus cabras, ni me comí un solo carnero de tus ovejas. 39 Nunca te traje lo que las fieras arrebataron, y si algo se robaban de día o de noche, me hacías responsable y a mí me lo cobrabas. 40 De día me consumía el calor, y de noche la helada, y el sueño se me iba. 41 Esta clase de vida he tenido en tu casa durante veinte años. Catorce te serví por tus dos hijas, y seis por tu ganado, y varias veces me has cambiado la paga. 42 Si no estuviera conmigo el Dios de mi padre, el Dios de Abrahán, el Dios a quien Isaac temía, estoy seguro que me dejarías ir ahora con las manos vacías. Pero Dios ha visto mi aflicción y el trabajo de mis manos, y por eso te reprendió anoche.»

43 Labán le respondió a Jacob:

«Las hijas son mis hijas, y los hijos son mis hijos; las ovejas son mis ovejas. ¡Todo lo que aquí ves me pertenece! Pero ¿qué puedo hacerles hoy a estas hijas mías, o a los hijos que ellas han tenido? 44 Ven ahora, y hagamos un pacto tú y yo, y que éste sea un testimonio entre nosotros dos.»

45 Entonces Jacob tomó una piedra, y la levantó como señal. 46 Jacob les dijo a sus parientes: «Recojan piedras». Y ellos tomaron piedras e hicieron un montón, y allí sobre el montón de piedras comieron. 47 Labán lo llamó «Yegar Sadutá»,[a] y Jacob lo llamó «Galaad»[b] 48 porque Labán dijo: «Este montón de piedras es hoy testigo entre nosotros dos». Por eso se le conoce por el nombre de Galaad 49 y de Mispá,[c] pues dijo:

«Que el Señor nos vigile a ti y a mí, ahora que nos separemos el uno del otro. 50 Si acaso humillas a mis hijas, o si tomas otras mujeres además de mis hijas, nadie está con nosotros, pero Dios nos ve y es testigo entre nosotros dos.»

51 Además, Labán le dijo a Jacob:

«Mira este montón de piedras y esta señal, que he levantado entre nosotros dos. 52 Que este montón de piedras y esta señal nos sirvan de testigos, de que ni tú ni yo pasaremos más allá de este montón de piedras, ni de esta señal, para hacernos daño. 53 Que el Dios de Abrahán y el Dios de Najor, el Dios de sus padres, juzgue entre nosotros.»

Y Jacob juró por aquel que era el temor de Isaac, su padre. 54 Luego Jacob ofreció sacrificios en el monte, y llamó a sus hermanos a comer pan. Después de comer, pasaron la noche en el monte. 55 A la mañana siguiente Labán se levantó y besó a sus hijos y sus hijas, y los bendijo; después de eso se fue de regreso a su lugar.

Footnotes

  1. Génesis 31:47 Arameo, El montón del testimonio.
  2. Génesis 31:47 Heb. El montón del testimonio.
  3. Génesis 31:49 Es decir, Atalaya.

Jacob decide volver a Canaán

31 Pero Jacob oyó las palabras de los hijos de Labán, que decían[a]: Jacob se ha apoderado de todo lo que era de nuestro padre, y de lo que era de nuestro padre ha hecho toda esta riqueza[b]. Y Jacob observó[c] la actitud[d] de Labán, y he aquí, ya no era amigable para con él como antes. Entonces el Señor dijo a Jacob: Vuelve a la tierra de tus padres y a tus familiares(A), y yo estaré contigo(B). Jacob, pues, envió a llamar a Raquel y a Lea al campo, donde estaba su rebaño[e], y les dijo: Veo que el semblante de vuestro padre, no es amigable para conmigo como antes(C); pero el Dios de mi padre ha estado conmigo(D). Y vosotras sabéis que he servido a vuestro padre con todas mis fuerzas(E). No obstante vuestro padre me ha engañado(F), y ha cambiado mi salario diez veces(G); Dios, sin embargo, no le ha permitido perjudicarme(H). Si él decía: «Las moteadas serán tu salario», entonces todo el rebaño paría moteadas; y si decía: «Las rayadas serán tu salario», entonces todo el rebaño paría rayadas(I). De esta manera Dios ha quitado el ganado a vuestro padre y me lo ha dado a mí(J). 10 Y sucedió que por el tiempo cuando el rebaño estaba en celo[f], alcé los ojos y vi en sueños; y he aquí, los machos cabríos que cubrían las hembras[g] eran rayados, moteados y abigarrados. 11 Entonces el ángel de Dios(K) me dijo en el sueño: «Jacob»; y yo respondí: «Heme aquí». 12 Y él dijo: «Levanta ahora los ojos y ve que todos los machos cabríos que están cubriendo las hembras[h] son rayados, moteados y abigarrados, pues yo he visto todo lo que Labán te ha hecho(L). 13 Yo soy el Dios de Betel(M), donde tú ungiste un pilar(N), donde me hiciste un voto. Levántate ahora, sal de esta tierra, y vuelve a la tierra donde naciste[i](O)». 14 Y Raquel y Lea respondieron, y le dijeron: ¿Tenemos todavía nosotras parte o herencia alguna en la casa de nuestro padre? 15 ¿No nos ha tratado como extranjeras? Pues nos ha vendido, y también ha consumido por completo el[j] precio de nuestra compra[k](P). 16 Ciertamente, toda la riqueza que Dios ha quitado de nuestro padre es nuestra y de nuestros hijos; ahora pues, todo lo que Dios te ha dicho, hazlo.

Jacob huye de Labán

17 Entonces Jacob se levantó, montó a sus hijos y a sus mujeres en los camellos, 18 y puso en camino todo su ganado y todas las posesiones que había acumulado, el ganado adquirido que había acumulado en Padán-aram, para ir a Isaac su padre(Q), a la tierra de Canaán. 19 Y mientras Labán había ido a trasquilar sus ovejas, Raquel robó los ídolos domésticos[l] que eran de su padre(R). 20 Y Jacob engañó a Labán[m] arameo al no informarle que huía. 21 Huyó, pues, con todo lo que tenía; y se levantó, cruzó el río Eufrates y se dirigió[n] hacia la región montañosa de Galaad(S).

Labán alcanza a Jacob

22 Y al tercer día, cuando informaron a Labán que Jacob había huido, 23 tomó a sus parientes[o] consigo y lo persiguió por siete días; y lo alcanzó en los montes de Galaad. 24 Pero Dios vino a Labán arameo(T) en sueños durante la noche(U), y le dijo: Guárdate que no hables a Jacob ni bien ni mal(V). 25 Alcanzó, pues, Labán a Jacob. Y Jacob había plantado su tienda en la región montañosa, y Labán y sus parientes acamparon en los montes de Galaad. 26 Entonces Labán dijo a Jacob: ¿Qué has hecho, engañándome y[p] llevándote a mis hijas como si fueran cautivas de guerra[q]? 27 ¿Por qué huiste en secreto y me engañaste[r], y no me avisaste para que yo pudiera despedirte con alegría y cantos, con panderos(W) y liras(X)? 28 ¿Por qué no me has permitido besar a mis hijos y a mis hijas(Y)? En esto[s] has obrado neciamente. 29 Tengo poder para[t] hacerte daño, pero anoche el Dios de tu[u] padre(Z) me habló, diciendo: «Guárdate de hablar nada con Jacob ni bueno ni malo(AA)». 30 Y ahora, ciertamente te has marchado porque añorabas mucho la casa de tu padre; pero ¿por qué robaste mis dioses(AB)? 31 Entonces Jacob respondió, y dijo a Labán: Porque tuve miedo, pues dije: «No sea que me quites a tus hijas a la fuerza». 32 Pero aquel con quien encuentres tus dioses, no vivirá(AC). En presencia de nuestros parientes indica[v] lo que es tuyo entre mis cosas[w] y llévatelo. Pues Jacob no sabía que Raquel los había robado.

33 Entró entonces Labán en la tienda de Jacob, en la tienda de Lea y en la tienda de las dos siervas, pero no los encontró. Después salió de la tienda de Lea y entró en la tienda de Raquel. 34 Y Raquel había tomado los ídolos domésticos[x], los había puesto en los aparejos del camello y se había sentado sobre ellos. Y Labán buscó[y] por toda la tienda, pero no los encontró. 35 Y ella dijo a su padre: No se enoje mi señor porque no pueda levantarme delante de ti(AD), pues estoy con lo que es común entre las mujeres[z]. Y él buscó, pero no encontró los ídolos domésticos[aa](AE).

Jacob responde a Labán

36 Entonces se enojó Jacob y riñó con Labán; y respondiendo Jacob, dijo a Labán: ¿Cuál es mi transgresión? ¿Cuál es mi pecado para que tan enardecidamente me hayas perseguido? 37 Aunque has buscado en[ab] todos mis enseres, ¿qué has hallado de todos los enseres de tu casa? Ponlo delante de mis parientes y de tus parientes para que ellos juzguen entre nosotros dos. 38 Estos veinte años yo he estado contigo; tus ovejas y tus cabras no han abortado, ni yo he comido los carneros de tus rebaños. 39 No te traía lo despedazado por las fieras; yo cargaba con la pérdida. Tú lo demandabas de mi mano, tanto lo robado de día como lo robado de noche. 40 Estaba yo que de día el calor[ac] me consumía y de noche la helada, y el[ad] sueño huía de mis ojos. 41 Estos veinte años he estado en tu casa; catorce años te serví por tus dos hijas(AF), y seis por tu rebaño, y diez veces cambiaste mi salario(AG). 42 Si el Dios de mi padre, Dios de Abraham(AH), y temor de Isaac, no hubiera estado conmigo, ciertamente me hubieras enviado ahora con las manos vacías. Pero Dios ha visto mi aflicción(AI) y la labor de mis manos[ae], y anoche hizo justicia[af](AJ).

Pacto entre Labán y Jacob

43 Respondió Labán y dijo a Jacob: Las hijas son mis hijas, y los hijos mis hijos, y los rebaños mis rebaños, y todo lo que ves es mío(AK). ¿Pero qué puedo yo hacer hoy a estas mis hijas, o a sus hijos que ellas dieron a luz? 44 Ahora bien, ven, hagamos un pacto tú y yo(AL) y que sirva de testimonio(AM) entre tú y yo. 45 Entonces Jacob tomó una piedra y la levantó como señal[ag](AN). 46 Y Jacob dijo a sus parientes: Recoged piedras. Y tomaron piedras e hicieron un montón, y comieron allí junto al montón. 47 Labán lo llamó Jegar Sahaduta[ah], pero Jacob lo llamó Galed[ai](AO). 48 Y Labán dijo: Este montón es hoy un testigo entre tú y yo(AP). Por eso lo llamó Galed; 49 y Mizpa[aj](AQ), porque dijo: Que el Señor nos vigile a los dos[ak] cuando nos hayamos apartado[al] el uno del otro. 50 Si maltratas a mis hijas, o si tomas otras mujeres además de mis hijas, aunque nadie lo sepa[am], mira, Dios es testigo entre tú y yo(AR). 51 Y Labán dijo a Jacob: Mira este montón, y mira el pilar que he puesto entre tú y yo. 52 Testigo sea este montón y testigo sea el pilar de que yo no pasaré de este montón hacia ti y tú no pasarás de este montón y de este pilar hacia mí, para hacer daño. 53 El Dios de Abraham(AS) y el Dios de Nacor, Dios de sus padres, juzgue entre nosotros(AT). Entonces Jacob juró por el que temía su padre Isaac(AU). 54 Luego ofreció Jacob un sacrificio en el monte, y llamó a sus parientes a comer[an]; y comieron[ao](AV), y pasaron la noche en el monte. 55 [ap]Y Labán se levantó muy de mañana, besó a sus hijos y a sus hijas(AW), y los bendijo. Entonces Labán partió y regresó a su lugar.

Footnotes

  1. Génesis 31:1 Lit., diciendo
  2. Génesis 31:1 Lit., gloria
  3. Génesis 31:2 O, vio
  4. Génesis 31:2 Lit., el rostro
  5. Génesis 31:4 Lit., a su rebaño
  6. Génesis 31:10 O, se apareaba
  7. Génesis 31:10 Lit., el rebaño
  8. Génesis 31:12 Lit., el rebaño
  9. Génesis 31:13 Lit., de tu nacimiento
  10. Génesis 31:15 I.e., disfrutado los beneficios del
  11. Génesis 31:15 Lit., dinero nuestro
  12. Génesis 31:19 Heb., terafim
  13. Génesis 31:20 Lit., robó el corazón de Labán
  14. Génesis 31:21 Lit., fijó su rostro
  15. Génesis 31:23 Lit., hermanos, y así en el resto del cap.
  16. Génesis 31:26 Lit., y has robado mi corazón
  17. Génesis 31:26 Lit., de la espada
  18. Génesis 31:27 Lit., me robaste
  19. Génesis 31:28 Lit., Ahora
  20. Génesis 31:29 Lit., Está en el poder de mi mano
  21. Génesis 31:29 Así en la versión gr. (sept.); en heb., haceros daño...de vuestro
  22. Génesis 31:32 Lit., reconoce
  23. Génesis 31:32 Lit., conmigo
  24. Génesis 31:34 Heb., terafim
  25. Génesis 31:34 Lit., palpó
  26. Génesis 31:35 Lit., la costumbre de las mujeres es sobre mí
  27. Génesis 31:35 Heb., terafim
  28. Génesis 31:37 Lit., palpado
  29. Génesis 31:40 O, la sequía
  30. Génesis 31:40 Lit., mi
  31. Génesis 31:42 Lit., palmas
  32. Génesis 31:42 O, te reprendió
  33. Génesis 31:45 Lit., pilar
  34. Génesis 31:47 I.e., el montón del testimonio, en arameo
  35. Génesis 31:47 I.e., el montón del testimonio, en heb.
  36. Génesis 31:49 Lit., el Mizpa; i.e., vigía, o, atalaya
  37. Génesis 31:49 Lit., vigile entre tú y yo
  38. Génesis 31:49 Lit., escondido
  39. Génesis 31:50 Lit., ningún hombre esté con nosotros
  40. Génesis 31:54 Lit., comer pan
  41. Génesis 31:54 Lit., comieron pan
  42. Génesis 31:55 En el texto heb., cap. 32:1