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Una visión terrible
me ha sido revelada:
un traidor que traiciona,
un devastador que devasta.
¡Atacad, elamitas;
medos, al asedio!
¡Pondré fin a su orgullo!
Por eso mis entrañas
se llenan de espasmos;
angustias me atenazan
como de parturienta.
Me inquieto al oírlo,
al verlo me espanto;
me siento turbado,
me espanta el terror;
la tarde anhelada
sólo trae temblor.

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