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El ruin nunca más será llamado generoso
ni el tramposo será llamado respetable.
Porque el ruin habla ruindades
y su corazón maquina iniquidad,
para cometer impiedad
y para decir blasfemias contra Jehová,
dejando vacío al que tiene hambre
y privando de beber al sediento.
Las armas del tramposo son malas;
trama intrigas inicuas
para enredar a los sencillos con palabras mentirosas
y para hablar contra el pobre en el juicio.

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