Add parallel Print Page Options

Él dice: «Siéntate en silencio, hija de los caldeos,
    y vete a la oscuridad.
Porque ya no se te llamará:
    “la reina de las naciones”.
Me enojé con mi pueblo;
    no le di honra a mi propia posesión.
Dejé que cayeran en tus manos.
    No tuviste compasión de ellos,
incluso a los viejos los
    pusiste a trabajar duramente.
Decías: “Viviré eternamente como una reina”.
    No se te ocurrió pensar en esto,
    ni en lo que sucedería después.

Read full chapter