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«Siéntate, calla y entra en las tinieblas,
hija de los caldeos,
porque nunca más te llamarán
“soberana de reinos”.»

«Me enojé contra mi pueblo,
profané mi heredad
y los entregué en tus manos;
no les tuviste compasión;
sobre el anciano
agravaste sobremanera tu yugo.
Dijiste: “Para siempre seré señora”,
pero no has pensado en esto
ni te has acordado de tu final.

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