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Dijiste: “¡Por siempre seré la soberana!”
    Pero no consideraste esto,
    ni reflexionaste sobre su final.

»Ahora escucha esto, voluptuosa;
    tú, que moras confiada y te dices a ti misma:
“Yo soy, y no hay otra fuera de mí.
    Nunca enviudaré ni me quedaré sin hijos”.
De repente, en un solo día,
    ambas cosas te sorprenderán:
la pérdida de tus hijos y la viudez
    te abrumarán por completo,
    a pesar de tus muchas hechicerías
    y de tus poderosos encantamientos.

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