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10 No lloréis por el muerto ni hagáis duelo por él,
llorad amargamente por el que se va(A),
porque jamás volverá
ni verá su tierra natal(B).

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10 No lloréis al muerto, ni de él os condoláis; llorad amargamente por el que se va, porque no volverá jamás, ni verá la tierra donde nació.

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20 El aliento de nuestras vidas[a](A), el ungido del Señor(B),
fue atrapado en sus fosos,
aquel de quien habíamos dicho(C): A su sombra(D)
viviremos entre las naciones.

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Footnotes

  1. Lamentaciones 4:20 Lit., narices

20 El aliento de nuestras vidas, el ungido de Jehová,

De quien habíamos dicho: A su sombra tendremos vida entre las naciones, fue apresado en sus lazos.

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