³⁵ Entonces, desde la nube se oyó una voz que decía: «Éste es mi Hijo amado.^(A) ¡Escúchenlo!»

⁹ y una vez que alcanzó la perfección, llegó a ser el autor de la salvación eterna para todos los que le obedecen,

³ Con esto podemos saber que lo conocemos: si obedecemos sus mandamientos.

² En esto sabemos que amamos a los hijos de Dios: en que amamos a Dios y obedecemos sus mandamientos. ³ Pues éste es el amor a Dios: que obedezcamos sus mandamientos.^(A) Y sus mandamientos no son difíciles de cumplir.

La promesa del Espíritu Santo

¹⁵ »Si me aman, obedezcan mis mandamientos.

²³ Jesús le respondió: «El que me ama, obedecerá mi palabra; y mi Padre lo amará, y vendremos a él, y con él nos quedaremos a vivir. ²⁴ El que no me ama, no obedece mis palabras; y la palabra que han oído no es mía, sino del Padre que me envió.

¹⁴ Ustedes son mis amigos, si hacen lo que yo les mando.

¹⁰ Si obedecen mis mandamientos, permanecerán en mi amor; así como yo he obedecido los mandamientos de mi Padre, y permanezco en su amor.

⁴⁷ Al que oye mis palabras, y no las obedece, no lo juzgo; porque no he venido a juzgar al mundo, sino a salvar al mundo. ⁴⁸ El que me rechaza, y no recibe mis palabras, tiene quien lo juzgue, y es la palabra que he hablado; ella lo juzgará en el día final.

¹⁶ ¿Acaso no saben ustedes que, si se someten a alguien para obedecerlo como esclavos, se hacen esclavos de aquel a quien obedecen, ya sea del pecado que lleva a la muerte, o de la obediencia que lleva a la justicia?