Los israelitas confiesan sus pecados

El día veinticuatro de ese mes los israelitas se reunieron para ayunar, se vistieron de luto y se echaron ceniza sobre la cabeza. Habiéndose separado de los extranjeros, se pusieron de pie y confesaron públicamente sus propios pecados y la maldad de sus antepasados. Permanecieron en su lugar y durante tres horas leyeron el libro de la Ley del Señor su Dios; en las tres horas siguientes[a] confesaron sus pecados y lo adoraron. Luego los levitas Jesúa, Baní, Cadmiel, Sebanías, Buní, Serebías, Baní y Quenaní subieron a la plataforma y en alta voz invocaron al Señor su Dios. Y los levitas Jesúa, Cadmiel, Baní, Jasabnías, Serebías, Hodías, Sebanías y Petaías clamaron: «¡Vamos, bendigan al Señor su Dios desde ahora y para siempre!

»¡Bendito sea tu glorioso nombre! ¡Exaltado sobre toda bendición y alabanza! ¡Solo tú eres el Señor! Tú has hecho los cielos, los cielos de los cielos y todo lo que hay en ellos.[b] Tú hiciste la tierra y el mar con todo lo que en ellos hay. Tú das vida a todo lo creado. ¡Por eso te adora todo lo que hay en los cielos!

»Tú, Señor y Dios, fuiste quien escogió a Abram. Tú lo sacaste de Ur de los caldeos y le pusiste por nombre Abraham. Descubriste en él un corazón fiel e hiciste con él un pacto. Prometiste que a sus descendientes darías la tierra de los cananeos, de los hititas, amorreos y ferezeos, de los jebuseos y gergeseos. Y cumpliste tu palabra porque eres justo.

»En Egipto viste la aflicción de nuestros antepasados; junto al mar Rojo escuchaste sus lamentos. 10 Lanzaste grandes señales y maravillas contra el faraón, sus siervos y la gente de su tierra, porque viste la insolencia con que habían tratado a tu pueblo. Fue así como te ganaste la buena fama que hoy tienes. 11 A la vista de ellos abriste el mar, y lo cruzaron sobre terreno seco. Pero arrojaste a sus perseguidores en lo más profundo del mar, como piedra en aguas impetuosas. 12 Con una columna de nube los guiaste de día, con una columna de fuego los guiaste de noche: alumbraste el camino que debían seguir.

13 »Descendiste al monte Sinaí; desde el cielo hablaste. Les diste ordenanzas justas y leyes verdaderas, estatutos y mandamientos buenos. 14 Diste a conocer tu sábado santo y por medio de tu servidor Moisés les entregaste tus mandamientos, estatutos y leyes. 15 Saciaste su hambre con pan del cielo; calmaste su sed con agua de la roca. Les diste posesión de la tierra que bajo juramento solemne con la mano en alto habías prometido.

16 »Pero ellos y nuestros antepasados fueron altivos; fueron tercos y no obedecieron tus mandamientos. 17 Se negaron a escucharte; no se acordaron de las maravillas que hiciste por ellos. Fue tanta su terquedad y rebeldía que hasta se nombraron un jefe para que los hiciera volver a la esclavitud. Pero tú eres Dios perdonador, misericordioso y compasivo, lento para la ira y grande en amor. Por eso no los abandonaste, 18 a pesar de que se hicieron un becerro de metal fundido y dijeron: “Este es tu dios que te sacó de Egipto”; y aunque fueron terribles las ofensas que cometieron.

19 »Tú no los abandonaste en el desierto porque eres muy compasivo. Jamás se apartó de ellos la columna de nube que los guiaba de día por el camino; ni dejó de alumbrarlos la columna de fuego que de noche les mostraba por dónde ir. 20 Con tu buen Espíritu les diste entendimiento. No quitaste tu maná de su boca; les diste agua para calmar su sed. 21 Cuarenta años los sustentaste en el desierto. ¡Nada les faltó! No se desgastaron sus vestidos ni se les hincharon los pies.

22 »Les entregaste reinos y pueblos, y asignaste a cada cual su territorio. Conquistaron las tierras de Og y de Sijón, que eran reyes de Hesbón y de Basán. 23 Multiplicaste sus hijos como las estrellas del cielo; los hiciste entrar en la tierra que bajo juramento prometiste a sus antepasados que iban a heredar. 24 Y sus hijos entraron en la tierra y tomaron posesión de ella. Ante ellos sometiste a los cananeos que la habitaban; les entregaste reyes y pueblos de esa tierra, para que hicieran con ellos lo que quisieran. 25 Conquistaron ciudades fortificadas y una tierra fértil; se adueñaron de casas repletas de bienes, de cisternas, viñedos y olivares, y de gran cantidad de árboles frutales. Comieron y se hartaron y engordaron; ¡disfrutaron de tu gran bondad!

26 »Pero fueron desobedientes: se rebelaron contra ti, rechazaron tu Ley, mataron a tus profetas que los exhortaban a volverse a ti; ¡te ofendieron mucho! 27 Por eso los entregaste a sus enemigos y estos los oprimieron. En tiempo de angustia clamaron a ti y desde el cielo los escuchaste; por tu inmensa compasión enviaste salvadores para que los liberaran de sus enemigos.

28 »Pero cuando tenían descanso, volvían a hacer lo malo ante tu presencia; tú los abandonabas en manos de sus enemigos y ellos los dominaban. De nuevo clamaban a ti y desde el cielo los escuchabas. ¡Por tu inmensa compasión muchas veces los libraste!

29 »Les advertiste que volvieran a tu Ley, pero ellos actuaron con soberbia y no obedecieron tus mandamientos. Pecaron contra tus leyes que dan vida a quien las obedezca. En su rebeldía te rechazaron, fueron tercos y no quisieron escuchar. 30 Por años les tuviste paciencia; con tu Espíritu los amonestaste por medio de tus profetas, pero ellos no quisieron escuchar. Por eso los dejaste caer en manos de los pueblos de esa tierra. 31 Sin embargo, es tal tu compasión que no los destruiste ni abandonaste, porque eres Dios misericordioso y compasivo.

32 »Y ahora, Dios nuestro, Dios grande, temible y poderoso, que cumples el pacto y eres fiel, no tengas en poco los sufrimientos que han padecido nuestros reyes, líderes, sacerdotes y profetas, nuestros antepasados y todo tu pueblo, desde los reyes de Asiria hasta hoy. 33 Tú has sido justo en todo lo que nos ha sucedido, porque actúas con fidelidad. Nosotros, en cambio, actuamos con maldad. 34 Nuestros reyes y líderes, nuestros sacerdotes y antepasados desobedecieron tu ley y no prestaron atención a tus mandamientos ni a tus mandatos con los que los amonestabas. 35 Pero ellos, durante su reinado, no quisieron servirte ni abandonar sus malas obras, a pesar de que les diste muchos bienes y les regalaste una tierra extensa y fértil.

36 »Por eso ahora somos esclavos, esclavos en la tierra que diste a nuestros antepasados para que comieran de sus buenos frutos. 37 Sus abundantes cosechas son ahora de los reyes que nos has impuesto por nuestro pecado. Como tienen el poder, hacen lo que quieren con nosotros y con nuestro ganado. ¡Grande es nuestra aflicción!

El acuerdo del pueblo

38 »Por todo esto, nosotros hacemos este pacto y lo ponemos por escrito, firmado por nuestros líderes, levitas y sacerdotes».

Footnotes

  1. 9:3 tres … siguientes. Lit. una cuarta parte del día … una cuarta parte.
  2. 9:6 todo lo que hay en ellos. Lit. todo su ejército.

Esdras confiesa los pecados de Israel

El día veinticuatro del mismo mes, los israelitas volvieron a reunirse para ayunar, vestidos con ropas ásperas y con la cabeza cubierta de polvo. Para entonces los israelitas ya habían apartado de sí a los hijos de extranjeros. Puestos de pie, los israelitas confesaron sus pecados y los de sus padres, y así de pie, durante tres horas escucharon la lectura del libro de la ley del Señor su Dios, y durante las siguientes tres horas el pueblo confesó sus pecados y adoró al Señor.

Luego, los levitas Josué, Bani, Cadmiel, Sebanías, Binuy, Serebías, Bani y Quenani subieron los escalones, y en voz alta clamaron al Señor. Por su parte, los levitas Josué, Cadmiel, Bani, Jasabnías, Serebías, Hodías, Sebanías y Petajías dijeron al pueblo:

«¡Vamos, bendigamos al Señor nuestro Dios desde la eternidad y hasta la eternidad!

»Señor, ¡que tu glorioso y excelso nombre sea bendito más allá de toda bendición y alabanza! Tú, Señor, eres el único Señor. Tú hiciste los cielos, y los cielos de los cielos, con todas sus huestes; tú creaste la tierra y el mar, y todo lo que hay en ellos; tú diste vida a todo cuanto existe; por eso las huestes celestiales te adoran. Tú, Señor, eres el Dios que eligió a Abrán; tú le ordenaste salir de Ur de los caldeos; tú le pusiste por nombre Abrahán;(A) tú lo consideraste digno de confianza e hiciste un pacto con él; tú prometiste dar a sus descendientes la tierra donde vivían los cananeos, los hititas, los amorreos, los ferezeos, los jebuseos y los gergeseos,(B) y cumpliste tu promesa, porque eres justo. Tú viste en Egipto(C) la aflicción de nuestros padres, y escuchaste su clamor en el Mar Rojo;(D) 10 tú realizaste señales y maravillas contra el Faraón y sus ejércitos, y contra todos los habitantes de su país,(E) pues sabías que habían tratado a tu pueblo con soberbia; ese día engrandeciste tu nombre, como lo has engrandecido hoy.

11 »Ante sus propios ojos, tú dividiste el mar en dos, y tu pueblo pasó por él como en tierra seca;(F) a sus perseguidores, los hundiste en el mar como se hunde una piedra en aguas profundas.(G) 12 Tú los guiaste durante el día por medio de una gran nube, y de noche iluminaste su camino con una columna de fuego, para mostrarles el camino que debían seguir.(H) 13 Tú descendiste a la cumbre del monte Sinaí; les hablaste desde el cielo y les diste consejos sabios, leyes verdaderas, y estatutos y mandamientos buenos. 14 Tú les ordenaste respetar la santidad de tu día de reposo, y por medio de tu siervo Moisés les prescribiste mandamientos, estatutos y leyes.(I) 15 Cuando tuvieron hambre,(J) tú les diste a comer pan del cielo; cuando tuvieron sed, hiciste que brotara agua de la peña,(K) y finalmente les diste posesión de la tierra, como habías prometido hacerlo.(L)

16 »Pero ellos y nuestros padres se llenaron de soberbia, y en su obstinación no prestaron atención a tus mandamientos. 17 Se negaron a escucharte y se olvidaron de los hechos maravillosos que habías hecho por ellos; al contrario, se volvieron duros y rebeldes, y buscaron líderes que los guiaran para volver a caer en servidumbre.(M)

»Pero tú eres un Dios que perdona; eres un Dios clemente y compasivo; no te enojas fácilmente porque tu misericordia(N) es grande; por eso no los abandonaste, 18 aunque ellos fundieron un becerro y le dijeron al pueblo que ése era el dios que los había sacado de Egipto.(O) Aunque ellos se dedicaron a cometer actos muy repugnantes, 19 tú, por tu gran misericordia, no los abandonaste en el desierto: durante el día, la columna de nube no se apartó de ellos para guiarlos en su camino; durante la noche, tampoco se apartó de ellos la columna de fuego para alumbrarles el camino que debían seguir. 20 Les enviaste tu buen espíritu para instruirles, y no les quitaste el maná con que se alimentaban ni les faltó agua para apagar su sed. 21 Durante cuarenta años los sustentaste en el desierto, y nunca nada les faltó, ni se gastaron sus vestidos, ni se les hincharon los pies.(P) 22 Pusiste en sus manos reinos y pueblos, y los repartiste por distritos, y tomaron posesión de las tierras de Sijón, el rey de Jesbón, y de Og, el rey de Basán.(Q) 23 Les diste tantos hijos como las estrellas de los cielos,(R) y los guiaste hasta la tierra que habrían de poseer,(S) como lo habías prometido a sus padres. 24 Y sus descendientes tomaron posesión de esas tierras; tú les diste la victoria sobre los que allí habitaban, y ellos vencieron a los cananeos y a sus reyes, y a los pueblos vecinos, para que hicieran con ellos lo que quisieran.(T) 25 Y ellos conquistaron ciudades amuralladas y tierras fértiles; se adueñaron de buenas casas y de todo tipo de bienes, de cisternas, de viñedos, de olivares y de abundantes árboles frutales; y comieron hasta saciarse, y disfrutaron de tu gran bondad.(U)

26 »Pero provocaron tu enojo porque se rebelaron contra ti, y tuvieron en poco tus leyes; mataron a tus profetas porque les hacían ver su maldad para que se volvieran a ti, pero ellos cometieron actos muy repugnantes.

27 »Entonces los dejaste caer en poder de sus enemigos, que los afligieron en gran manera. Y cuando se vieron atribulados, te pidieron ayuda y tú, desde el cielo, los escuchaste, porque eres un Dios misericordioso, y les enviaste hombres valerosos para que los libraran del poder de sus enemigos.

28 »Pero una vez que estaban en paz, volvían a su mal comportamiento, y por eso tú los dejaste caer en poder de sus enemigos, y ellos volvieron a dominarlos. Pero volvían a pedirte ayuda, y tú, desde el cielo, te compadecías de ellos y los librabas.(V) 29 Los reprendiste para que respetaran tus leyes, pero ellos, en su soberbia, no cumplieron tus mandamientos sino que se rebelaron contra tus juicios, por los cuales todo hombre que los cumpla, vivirá.(W) Se rebelaron, se encapricharon, no quisieron escucharte. 30 Pero tú les tuviste paciencia por mucho tiempo, y por medio de tus profetas les diste muestras de tu espíritu. Pero ellos no quisieron escucharte.(X) Por eso los dejaste caer en manos de otros pueblos. 31 Gracias a tu gran misericordia, no acabaste con ellos ni los dejaste en el desamparo, porque eres un Dios clemente y misericordioso.

32 »Por eso, Dios nuestro, Dios grande, fuerte y temible, que cumples fielmente tu pacto y mantienes tu gran misericordia con tu pueblo, no tengas en poco todo el sufrimiento que han soportado nuestros reyes y príncipes, nuestros sacerdotes y profetas, nuestros padres y todo tu pueblo, desde que fuimos esclavizados por los reyes de Asiria(Y) hasta nuestros días. 33 Tú has actuado con justicia en todo lo que nos ha sucedido, porque tú haces todo con rectitud; nosotros, en cambio, hemos hecho lo malo. 34 Ninguno de nuestros antepasados cumplió la ley: ni nuestros reyes, ni nuestros príncipes, ni nuestros sacerdotes ni nuestros padres. Ninguno de ellos obedeció tus mandamientos ni escuchó tus reprensiones. 35 Aceptaron los numerosos reinos que por tu bondad les diste, y disfrutaron de la vasta y fértil tierra que les entregaste; y ni aun así quisieron servirte ni se arrepintieron de su maldad. 36 Por eso hoy vivimos como esclavos de otros; somos esclavos en nuestra propia tierra, la tierra que prometiste a nuestros antepasados, para que disfrutaran de sus productos. 37 Sus frutos son abundantes, pero ahora van a parar a los graneros de los reyes que nos dominan, y todo a causa de nuestra maldad; ellos se han convertido en nuestros amos, en dueños de nuestro ganado, y hacen con nosotros lo que quieren. Y estamos en grandes aprietos.

38 »En vista de todo esto, hoy nos comprometemos contigo, y nosotros y nuestros príncipes, y los sacerdotes y los levitas, firmamos este compromiso.»

Arrepentimiento y confesión

El día veinticuatro de este mes(A) se congregaron los hijos de Israel en ayuno(B), vestidos de cilicio y con polvo sobre sí(C). Y los descendientes[a] de Israel se separaron de todos los extranjeros(D), y se pusieron en pie, confesando sus pecados y las iniquidades de sus padres(E). Puestos de pie, cada uno en su lugar(F), leyeron en el libro de la ley del Señor su Dios por una cuarta parte del día; y por otra cuarta parte confesaron y adoraron al Señor su Dios. Y sobre el estrado de los levitas se levantaron Jesúa, Bani, Cadmiel, Sebanías, Buni, Serebías, Bani(G) y Quenani, y clamaron en alta voz al Señor su Dios.

Entonces los levitas, Jesúa, Cadmiel, Bani, Hasabnías, Serebías, Hodías, Sebanías y Petaías, dijeron: Levantaos, bendecid al Señor vuestro Dios por siempre y para siempre.

Sea bendito tu glorioso nombre
y exaltado sobre toda bendición y alabanza.
Solo tú eres el Señor(H).
Tú hiciste los cielos,
los cielos de los cielos con todo su ejército,
la tierra y todo lo que en ella hay(I),
los mares y todo lo que en ellos hay.
Tú das vida a todos ellos(J)
y el ejército de los cielos se postra ante ti.
Tú eres el Señor Dios
que escogiste a Abram(K),
lo sacaste de Ur de los Caldeos(L)
y le diste por nombre Abraham(M).
Hallaste fiel su corazón delante de ti,
e hiciste con él un pacto
para darle la tierra del cananeo,
del hitita, del amorreo,
del ferezeo, del jebuseo y del gergeseo,
para darla a su descendencia[b](N).
Y has cumplido tu palabra(O), porque eres justo.

Tú viste la aflicción de nuestros padres en Egipto(P),
y escuchaste su clamor junto al mar Rojo[c](Q).
10 Entonces hiciste señales y maravillas contra Faraón(R),
contra todos sus siervos y contra todo el pueblo de su tierra;
pues supiste que ellos los trataban con soberbia,
y te hiciste un nombre(S) como el de hoy.
11 Dividiste el mar delante de ellos(T),
y pasaron por medio del mar sobre tierra firme;
y echaste en los abismos a sus perseguidores,
como a una piedra en aguas turbulentas[d](U).
12 Con columna de nube los guiaste de día,
y con columna de fuego de noche,
para alumbrarles el camino
en que debían andar(V).
13 Luego bajaste sobre el monte Sinaí(W),
y desde el cielo hablaste con ellos(X);
les diste ordenanzas justas y leyes verdaderas,
estatutos y mandamientos buenos(Y).
14 Les hiciste conocer tu santo día de reposo(Z),
y les prescribiste mandamientos, estatutos y la ley
por medio[e] de tu siervo Moisés.
15 Les proveíste pan del cielo para su hambre(AA),
les sacaste agua de la peña para su sed(AB),
y les dijiste que entraran a poseer
la tierra que tú habías jurado darles[f](AC).

16 Pero ellos, nuestros padres, obraron con soberbia(AD),
endurecieron su cerviz y no escucharon tus mandamientos(AE).
17 Rehusaron escuchar,
y no se acordaron de las maravillas que hiciste entre ellos(AF);
endurecieron su cerviz y eligieron un jefe para volver a su esclavitud en Egipto[g](AG).
Pero tú eres un Dios de perdón,
clemente y compasivo,
lento para la ira y abundante en misericordia(AH),
y no los abandonaste.
18 Ni siquiera cuando se hicieron
un becerro de metal fundido
y dijeron: «Este es tu Dios
que te sacó de Egipto»,
y cometieron grandes blasfemias[h](AI),
19 tú, en tu gran compasión,
no los abandonaste en el desierto(AJ);
la columna de nube no los dejó de día,
para guiarlos en el camino,
ni la columna de fuego de noche, para alumbrarles el camino por donde debían andar(AK).
20 Y diste tu buen Espíritu para instruirles(AL),
no retiraste tu maná de su boca,
y les diste agua para su sed.
21 Por cuarenta años proveíste para ellos en el desierto y nada les faltó(AM),
sus vestidos no se gastaron ni se hincharon sus pies.
22 También les diste reinos y pueblos,
y se los repartiste con sus límites[i].
Y tomaron posesión de la tierra de Sehón, rey[j] de Hesbón,
y la tierra de Og, rey de Basán(AN).
23 Y multiplicaste sus hijos como las estrellas del cielo(AO),
y los llevaste a la tierra
que habías dicho a sus padres que entraran a poseerla.
24 Y entraron los hijos y poseyeron la tierra(AP).
Y tú sometiste delante de ellos a los habitantes de la tierra, a los cananeos,
y los entregaste en su mano, con sus reyes y los pueblos de la tierra,
para hacer con ellos como quisieran(AQ).
25 Y capturaron ciudades fortificadas(AR) y una tierra fértil[k](AS).
Tomaron posesión de casas llenas de toda cosa buena,
cisternas excavadas, viñas y olivares,
y árboles frutales en abundancia(AT).
Y comieron, se saciaron, engordaron(AU)
y se deleitaron en tu gran bondad(AV).

26 Pero fueron desobedientes y se rebelaron contra ti(AW),
echaron tu ley a sus espaldas(AX),
mataron a tus profetas(AY) que los amonestaban[l]
para que se volvieran a ti(AZ),
y cometieron grandes blasfemias[m](BA).
27 Entonces los entregaste en mano de sus enemigos, que los oprimieron(BB),
pero en el tiempo de su angustia clamaron a ti,
y tú escuchaste desde el cielo, y conforme a tu gran compasión(BC)
les diste libertadores que los libraron de mano de sus opresores(BD).
28 Pero cuando tenían descanso(BE), volvían a hacer lo malo delante de ti;
por eso tú los abandonabas en mano de sus enemigos para que los dominaran;
y cuando clamaban de nuevo a ti, tú oías desde el cielo
y muchas veces los rescataste conforme a tu compasión(BF).
29 Los amonestaste[n] para que volvieran a tu ley(BG),
pero ellos obraron con soberbia y no escucharon tus mandamientos(BH), sino que pecaron contra tus ordenanzas,
las cuales si el hombre las cumple, por ellas vivirá(BI).
Y dieron la espalda en rebeldía, endurecieron su cerviz y no escucharon(BJ).
30 Sin embargo, tú los soportaste por muchos años(BK),
y los amonestaste[o](BL) con tu Espíritu(BM) por medio[p] de tus profetas,
pero no prestaron oído.
Entonces los entregaste en mano de los pueblos de estas[q] tierras.
31 Pero en tu gran compasión no los
exterminaste(BN) ni los abandonaste,
porque tú eres un Dios clemente y compasivo(BO).

32 Ahora pues, Dios nuestro, Dios grande, poderoso y temible, que guardas el pacto y la misericordia(BP),
no parezca insignificante ante ti toda la aflicción
que nos ha sobrevenido, a nuestros reyes, a nuestros príncipes, a nuestros sacerdotes, a nuestros profetas, a nuestros padres y a todo tu pueblo,
desde los días de los reyes de Asiria(BQ) hasta el día de hoy.
33 Mas tú eres justo en todo lo que ha venido sobre nosotros,
porque tú has obrado fielmente(BR),
pero nosotros perversamente.
34 Nuestros reyes, nuestros jefes, nuestros sacerdotes y nuestros padres no han observado tu ley
ni han hecho caso a tus mandamientos ni a tus amonestaciones[r] con que los amonestabas[s].
35 Pero ellos en su propio reino,
con los[t] muchos bienes que tú les diste,
con la espaciosa y rica tierra[u] que pusiste delante de ellos(BS),
no te sirvieron ni se convirtieron de sus malas obras(BT).
36 He aquí, hoy somos esclavos,
y en cuanto a la tierra que diste a nuestros padres
para comer de sus frutos y de sus bienes,
he aquí, somos esclavos en ella(BU).
37 Y su abundante fruto es para los reyes
que tú pusiste sobre nosotros(BV) a causa de nuestros pecados,
los cuales dominan nuestros cuerpos
y nuestros ganados como les place,
y en gran angustia estamos.

38 [v]A causa de todo esto, nosotros hacemos un pacto fiel por escrito(BW); y en el documento sellado están los nombres de nuestros jefes(BX), nuestros levitas y nuestros sacerdotes.

Footnotes

  1. Nehemías 9:2 Lit., la simiente
  2. Nehemías 9:8 Lit., simiente
  3. Nehemías 9:9 Lit., mar de Cañas
  4. Nehemías 9:11 Lit., poderosas
  5. Nehemías 9:14 Lit., mano
  6. Nehemías 9:15 Lit., levantaste tu mano para darles
  7. Nehemías 9:17 Así en algunos mss. y en la versión gr. (sept.); en el T.M., en su rebelión
  8. Nehemías 9:18 Lit., provocaciones
  9. Nehemías 9:22 Lit., lado
  10. Nehemías 9:22 Así en un ms. y en la versión gr. (sept.); en el T.M., y la tierra del rey
  11. Nehemías 9:25 Lit., de grosura
  12. Nehemías 9:26 O, les testificaban
  13. Nehemías 9:26 Lit., provocaciones
  14. Nehemías 9:29 O, Les testificaste
  15. Nehemías 9:30 O, les testificaste
  16. Nehemías 9:30 Lit., mano
  17. Nehemías 9:30 Lit., las
  18. Nehemías 9:34 Lit., testimonios
  19. Nehemías 9:34 O, testificabas
  20. Nehemías 9:35 Lit., tus
  21. Nehemías 9:35 Lit., tierra de grosura
  22. Nehemías 9:38 En el texto heb., cap. 10:1