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El enojo del rey es como el rugido de un león;
    el que lo provoca puede perder la vida.
El que evita la contienda es digno de respeto,
    pero el insensato se meterá de lleno en ella.
En la época de siembra el perezoso no siembra nada,
    cuando llegue la cosecha buscará alimento y no encontrará nada.

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