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La mente puesta en la carne es enemiga de Dios(A), porque no se sujeta a la ley de Dios, pues ni siquiera puede hacerlo, y los que están en la carne(B) no pueden agradar a Dios.

Viviendo según el Espíritu

Sin embargo, ustedes no están en la carne(C) sino en el Espíritu, si en verdad el Espíritu de Dios habita en ustedes(D). Pero si alguien no tiene el Espíritu de Cristo, el tal no es de Él(E).

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