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Señor,
descorre la cortina de los cielos, y baja;
toca los montes para que echen humo;
lanza tus flechas, los relámpagos,
y haz huir en desorden a tus enemigos.
Extiende tu mano desde lo alto,
y líbrame del mar inmenso;
líbrame del poder de gente extraña,

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