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Dios mío, ¡cuán preciosa es tu misericordia!
¡La humanidad se acoge a la sombra de tus alas!
En tu templo se sacian de ricos alimentos;
tú apagas su sed en un río de aguas deliciosas.
En ti se halla el manantial de la vida,
y por tu luz podemos ver la luz.

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¡Cuán preciosa, oh Dios, es tu misericordia!

Por eso los hijos de los hombres se amparan bajo la sombra de tus alas.

Serán completamente saciados de la grosura de tu casa,

Y tú los abrevarás del torrente de tus delicias.

Porque contigo está el manantial de la vida;

En tu luz veremos la luz.

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