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10 El hombre contestó:

—Te oí caminando por el huerto, así que me escondí. Tuve miedo porque estaba desnudo.

11 —¿Quién te dijo que estabas desnudo?—le preguntó el Señor Dios—. ¿Acaso has comido del fruto del árbol que te ordené que no comieras?

12 El hombre contestó:

—La mujer que tú me diste fue quien me dio del fruto, y yo lo comí.

13 Entonces el Señor Dios le preguntó a la mujer:

—¿Qué has hecho?

—La serpiente me engañó—contestó ella—. Por eso comí.

14 Entonces el Señor Dios le dijo a la serpiente:

«Por lo que has hecho, eres maldita
    más que todos los animales, tanto domésticos como salvajes.
Andarás sobre tu vientre,
    arrastrándote por el polvo durante toda tu vida.
15 Y pondré hostilidad entre tú y la mujer,
    y entre tu descendencia y la descendencia de ella.
Su descendiente te golpeará la cabeza,
    y tú le golpearás[a] el talón».

16 Luego le dijo a la mujer:

«Haré más agudo el dolor de tu embarazo,
    y con dolor darás a luz.
Y desearás controlar a tu marido,
    pero él gobernará sobre ti[b]».

17 Y al hombre le dijo:

«Dado que hiciste caso a tu esposa y comiste del fruto del árbol
    del que te ordené que no comieras,
la tierra es maldita por tu culpa.
    Toda tu vida lucharás para poder vivir de ella.
18 Te producirá espinos y cardos,
    aunque comerás de sus granos.
19 Con el sudor de tu frente
    obtendrás alimento para comer
hasta que vuelvas a la tierra
    de la que fuiste formado.
Pues fuiste hecho del polvo,
    y al polvo volverás».

El paraíso perdido: el juicio de Dios

20 Después, el hombre—Adán—le puso a su esposa el nombre Eva, porque ella sería la madre de todos los que viven.[c] 21 Y el Señor Dios hizo ropa de pieles de animales para Adán y su esposa.

22 Luego el Señor Dios dijo: «Miren, los seres humanos[d] se han vuelto como nosotros, con conocimiento del bien y del mal. ¿Y qué ocurrirá si toman el fruto del árbol de la vida y lo comen? ¡Entonces vivirán para siempre!». 23 Así que el Señor Dios los expulsó del jardín de Edén y envió a Adán a cultivar la tierra de la cual él había sido formado. 24 Después de expulsarlos, el Señor Dios puso querubines poderosos al oriente del jardín de Edén; y colocó una espada de fuego ardiente—que destellaba al moverse de un lado a otro—a fin de custodiar el camino hacia el árbol de la vida.

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Footnotes

  1. 3:15 O te herirá [...] tú le herirás.
  2. 3:16 O Y aunque tendrás deseo por tu marido, / él gobernará sobre ti.
  3. 3:20 Eva suena como un término hebreo que significa «dar vida».
  4. 3:22 O el hombre; en hebreo dice ha-adán.

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