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25 »Cuando prestes dinero a uno de mi pueblo, al pobre que está contigo, no te portarás con él como usurero ni le cobrarás intereses. 26 Si tomas en prenda el vestido de tu prójimo, a la puesta del sol se lo devolverás, 27 porque sólo eso es su abrigo, el vestido para cubrir su cuerpo. ¿Con qué dormirá? Y cuando él clame a mí, yo le oiré, porque soy misericordioso.

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