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10 ―Mañana mismo —respondió el faraón.

―De acuerdo —dijo Moisés—. Será como has dicho. Así sabrás que no hay nadie como el Señor nuestro Dios. 11 Te aseguro que las ranas ya no serán una molestia, pues saldrán de tu casa, de las casas de tus oficiales y de las de todo el pueblo, y sólo quedarán las que están en el río.

12 Moisés y Aarón salieron de la presencia del faraón, y Moisés rogó al Señor que quitara las ranas que había enviado.

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