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Jesucristo, nuestro defensor

Yo los quiero a ustedes como a hijos. Por eso les escribo esta carta, para que no pequen. Pero si alguno peca, Jesucristo es justo y nos defiende ante Dios el Padre. Dios perdona nuestros pecados, y los de todo el mundo, porque Cristo se ofreció voluntariamente para morir por nosotros.

Nosotros sabemos que conocemos a Dios porque obedecemos sus mandamientos. Si alguien dice: «Yo soy amigo de Dios», y no lo obedece, es un mentiroso y no dice la verdad. En cambio, el que obedece lo que Dios ordena, de veras sabe amar como Dios ama, y puede estar seguro de que es amigo de Dios.

El que dice que es amigo de Dios debe vivir como vivió Jesús.

Un nuevo mandamiento

Hermanos en Cristo, no les estoy dando un mandamiento nuevo. Les estoy repitiendo un mandamiento muy antiguo, que ustedes ya conocen: se trata del mismo mandamiento que Dios les dio desde el principio.

Sin embargo, esto que les escribo es un mandamiento nuevo, y ya saben lo que significa, como también Cristo lo sabe. Él es la luz verdadera, que brilla cada vez más fuerte, y que hace que la oscuridad vaya disminuyendo.

Si alguno dice que vive en la luz, pero odia a otro miembro de la iglesia, en realidad vive en una gran oscuridad. 10 El que ama a los demás, vive bajo la brillante luz de Dios y no causa ningún problema a los de su iglesia. 11 Pero el que odia a otro cristiano, vive en la oscuridad y no sabe a dónde va, porque la oscuridad lo ha dejado ciego.

12 Hijos míos, les escribo porque Dios les ha perdonado sus pecados por medio de lo que hizo Jesucristo.

13-14 A ustedes, los mayores, les escribo porque conocen a Jesús, quien ya existía desde antes de que Dios creara el mundo.

A ustedes, los jóvenes, les escribo también porque han sido valientes, han derrotado al diablo, y han aceptado con sinceridad el mensaje de Dios.

Les he escrito a todos ustedes porque han conocido al Padre.

15 No quieran ustedes ser como los pecadores del mundo, ni tampoco hacer lo que ellos hacen. Quienes lo hacen, no aman a Dios el Padre. 16 Las cosas que ofrece la gente del mundo no vienen de Dios, sino de los pecadores de este mundo. Y éstas son las cosas que el mundo nos ofrece: los malos deseos, la ambición de tener todo lo que vemos, y el orgullo de poseer muchas riquezas. 17 Pero lo malo de este mundo, y de todo lo que ofrece, está por acabarse. En cambio, el que hace lo que Dios manda vive para siempre.

El Enemigo de Cristo

18 Hijos míos, ya estamos viviendo los últimos días, y el mundo pronto se acabará. Ustedes han escuchado que antes del fin vendrá el Enemigo de Cristo. Pues bien, yo quiero decirles que ya han aparecido muchos enemigos de Cristo, y por eso sabemos que estamos en los últimos días.

19 Estos enemigos de Cristo se reunían con nosotros, pero en realidad no eran de nuestro grupo. Si hubieran sido de nuestro grupo, se habrían quedado con nosotros. Pero se apartaron del grupo para mostrar claramente que no todos los que se reúnen con nosotros son de los nuestros.

20 Cristo, el Hijo de Dios,[a] los ha apartado a ustedes del mundo, y les ha dado el Espíritu Santo, y todos ustedes conocen la verdad. 21 Por eso les escribo, porque sé que ustedes conocen la verdad, y saben que quien la conoce no puede mentir.

22 Entonces, ¿quién miente? Pues el que dice que Jesús no es el Mesías. ¡Ése es el Enemigo de Cristo, pues rechaza tanto a Dios el Padre como a Jesús el Hijo! 23 Cualquiera que rechaza al Hijo, también rechaza al Padre. Y si alguien acepta al Hijo, también acepta al Padre.

24 Por eso, no dejen de hacer ustedes lo que se les enseñó desde el principio. Si continúan haciéndolo, entonces vivirán siempre unidos al Hijo y al Padre, 25 pues Cristo nos ha prometido la vida eterna.

26 Les estoy escribiendo para advertirles sobre algunos que quieren engañarlos. 27 Pero ustedes tienen al Espíritu Santo, que Cristo puso en ustedes. Por eso no necesitan que nadie les enseñe, pues el Espíritu de Dios les enseña todo; y lo que él enseña no es mentira, sino la verdad. Por eso, sigan las enseñanzas del Espíritu Santo, y manténganse siempre unidos a Cristo.

28 Ahora, hijos míos, sigan unidos a Cristo. Así, cuando él regrese, lo estaremos esperando confiadamente y no pasaremos por la vergüenza de ser castigados.

Hijos de Dios

29 Como ustedes saben, Jesucristo hace todo lo que le agrada a Dios. Por eso, también deben saber que todo el que hace lo que a Dios le agrada, es hijo de Dios.

Footnotes

  1. 1 Juan 2:20 Hijo de Dios: lit. Santo de Dios. Esta expresión se basa en la relación especial de Jesús como Hijo de Dios.

Cristo, nuestro abogado

Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis; y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo. Y él es la propiciación por nuestros pecados; y no solamente por los nuestros, sino también por los de todo el mundo. Y en esto sabemos que nosotros le conocemos, si guardamos sus mandamientos. El que dice: Yo le conozco, y no guarda sus mandamientos, el tal es mentiroso, y la verdad no está en él; pero el que guarda su palabra, en este verdaderamente el amor de Dios se ha perfeccionado; por esto sabemos que estamos en él. El que dice que permanece en él, debe andar como él anduvo.

El nuevo mandamiento

Hermanos, no os escribo mandamiento nuevo,(A) sino el mandamiento antiguo que habéis tenido desde el principio; este mandamiento antiguo es la palabra que habéis oído desde el principio. Sin embargo, os escribo un mandamiento nuevo, que es verdadero en él y en vosotros, porque las tinieblas van pasando, y la luz verdadera ya alumbra. El que dice que está en la luz, y aborrece a su hermano, está todavía en tinieblas. 10 El que ama a su hermano, permanece en la luz, y en él no hay tropiezo. 11 Pero el que aborrece a su hermano está en tinieblas, y anda en tinieblas, y no sabe a dónde va, porque las tinieblas le han cegado los ojos.

12 Os escribo a vosotros, hijitos, porque vuestros pecados os han sido perdonados por su nombre. 13 Os escribo a vosotros, padres, porque conocéis al que es desde el principio. Os escribo a vosotros, jóvenes, porque habéis vencido al maligno. Os escribo a vosotros, hijitos, porque habéis conocido al Padre. 14 Os he escrito a vosotros, padres, porque habéis conocido al que es desde el principio. Os he escrito a vosotros, jóvenes, porque sois fuertes, y la palabra de Dios permanece en vosotros, y habéis vencido al maligno.

15 No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él. 16 Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo. 17 Y el mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre.

El anticristo

18 Hijitos, ya es el último tiempo; y según vosotros oísteis que el anticristo viene, así ahora han surgido muchos anticristos; por esto conocemos que es el último tiempo. 19 Salieron de nosotros, pero no eran de nosotros; porque si hubiesen sido de nosotros, habrían permanecido con nosotros; pero salieron para que se manifestase que no todos son de nosotros. 20 Pero vosotros tenéis la unción del Santo, y conocéis todas las cosas. 21 No os he escrito como si ignoraseis la verdad, sino porque la conocéis, y porque ninguna mentira procede de la verdad. 22 ¿Quién es el mentiroso, sino el que niega que Jesús es el Cristo? Este es anticristo, el que niega al Padre y al Hijo. 23 Todo aquel que niega al Hijo, tampoco tiene al Padre. El que confiesa al Hijo, tiene también al Padre. 24 Lo que habéis oído desde el principio, permanezca en vosotros. Si lo que habéis oído desde el principio permanece en vosotros, también vosotros permaneceréis en el Hijo y en el Padre. 25 Y esta es la promesa que él nos hizo, la vida eterna.

26 Os he escrito esto sobre los que os engañan. 27 Pero la unción que vosotros recibisteis de él permanece en vosotros, y no tenéis necesidad de que nadie os enseñe; así como la unción misma os enseña todas las cosas, y es verdadera, y no es mentira, según ella os ha enseñado, permaneced en él.

28 Y ahora, hijitos, permaneced en él, para que cuando se manifieste, tengamos confianza, para que en su venida no nos alejemos de él avergonzados. 29 Si sabéis que él es justo, sabed también que todo el que hace justicia es nacido de él.