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IV.— CONSEJOS DIVERSOS (5,1-14)

A los dirigentes de la Iglesia

Esto es lo que les pido a quienes los dirigen, yo, que comparto con ellos la tarea y soy testigo de la pasión de Cristo y partícipe de la gloria que está a punto de revelarse: apacienten el rebaño de Dios confiado a cargo de ustedes; cuídenlo, no a la fuerza o por una rastrera ganancia, sino gustosamente y con generosidad, como Dios quiere; no como dictadores sobre quienes estén a cargo de ustedes, sino como modelos del rebaño. Y el día en que se manifieste el Pastor supremo recibirán ustedes el premio imperecedero de la gloria.

A los fieles

En cuanto a ustedes, jóvenes, respeten a sus mayores. Que la sencillez presida sus mutuas relaciones, pues Dios hace frente a los orgullosos y concede, en cambio, su favor a los humildes. Así que sométanse al poder de Dios, para que él los encumbre en el momento oportuno. Confíenle todas sus preocupaciones, ya que él se preocupa de ustedes. No se dejen seducir ni sorprender. El diablo, que es el enemigo de ustedes, ronda como león rugiente buscando a quién devorar. Resístanlo firmes en la fe, conscientes de que los hermanos dispersos por el mundo soportan los mismos sufrimientos. 10 Y Dios, fuente de todo bien, que los ha llamado a ustedes a compartir con Cristo su gloria eterna, después de estos breves padecimientos, los restablecerá, los confirmará, los fortalecerá y los colocará sobre una base inconmovible. 11 Suyo es el poder para siempre. Amén.

Saludos finales

12 Por medio de Silvano, a quien considero hermano de la total confianza de ustedes, les he escrito brevemente para animarlos y asegurarles que esta es la verdadera gracia de Dios. ¡Manténganse en ella!

13 Los saluda la iglesia de Babilonia, a la que Dios ha elegido, lo mismo que a ustedes. También los saluda mi hijo Marcos. 14 Salúdense mutuamente con un beso de amor fraternal. Paz a todos ustedes que viven unidos a Cristo.

Apacentad la grey de Dios

Ruego a los ancianos que están entre vosotros, yo anciano también con ellos, y testigo de los padecimientos de Cristo, que soy también participante de la gloria que será revelada: Apacentad la grey de Dios(A) que está entre vosotros, cuidando de ella, no por fuerza, sino voluntariamente; no por ganancia deshonesta, sino con ánimo pronto; no como teniendo señorío sobre los que están a vuestro cuidado, sino siendo ejemplos de la grey. Y cuando aparezca el Príncipe de los pastores, vosotros recibiréis la corona incorruptible de gloria. Igualmente, jóvenes, estad sujetos a los ancianos; y todos, sumisos unos a otros, revestíos de humildad; porque:

Dios resiste a los soberbios,

Y da gracia a los humildes.(B)

Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él os exalte cuando fuere tiempo;(C) echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros. Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar; al cual resistid firmes en la fe, sabiendo que los mismos padecimientos se van cumpliendo en vuestros hermanos en todo el mundo. 10 Mas el Dios de toda gracia, que nos llamó a su gloria eterna en Jesucristo, después que hayáis padecido un poco de tiempo, él mismo os perfeccione, afirme, fortalezca y establezca. 11 A él sea la gloria y el imperio por los siglos de los siglos. Amén.

Salutaciones finales

12 Por conducto de Silvano,(D) a quien tengo por hermano fiel, os he escrito brevemente, amonestándoos, y testificando que esta es la verdadera gracia de Dios, en la cual estáis. 13 La iglesia que está en Babilonia, elegida juntamente con vosotros, y Marcos(E) mi hijo, os saludan. 14 Saludaos unos a otros con ósculo de amor. Paz sea con todos vosotros los que estáis en Jesucristo. Amén.