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Da, pues, a Tu siervo un corazón con entendimiento[a] para juzgar a Tu pueblo y para discernir entre el bien y el mal(A). Pues ¿quién será capaz de juzgar a este pueblo Tuyo tan grande[b](B)?».

10 Fue[c] del agrado a los ojos del Señor que Salomón pidiera esto. 11 Y Dios le dijo: «Porque has pedido esto y no has pedido para ti larga vida[d](C), ni has pedido para ti riquezas, ni has pedido la vida de tus enemigos, sino que has pedido para ti inteligencia para administrar[e] justicia, 12 he hecho, pues, conforme a tus palabras(D). Te he dado un corazón sabio y entendido, de modo que no ha habido ninguno como tú antes de ti, ni se levantará ninguno como tú después de ti(E). 13 También te he dado lo que no has pedido, tanto riquezas como gloria(F), de modo que no habrá entre los reyes ninguno como tú en todos tus días(G). 14 Y si andas en Mis caminos, guardando Mis estatutos y Mis mandamientos como tu padre David anduvo, entonces prolongaré tus días(H)».

15 Salomón se despertó y vio que había sido un sueño(I). Entró en Jerusalén y se puso delante del arca del pacto del Señor. Ofreció holocaustos e hizo ofrendas de paz y también dio un banquete para todos sus siervos(J).

16 Por ese tiempo dos mujeres que eran rameras, vinieron al rey y se presentaron delante de él. 17 Y una de las mujeres dijo: «Oh, mi señor, yo y esta mujer vivimos en la misma casa; y yo di a luz estando con ella en la casa. 18 Y sucedió que al tercer día después de dar yo a luz, esta mujer también dio a luz; estábamos juntas, nadie de fuera estaba con nosotras en la casa, solamente nosotras dos. 19 Y el hijo de esta mujer murió durante la noche, porque ella se durmió sobre él. 20 Entonces ella se levantó a medianoche, tomó a mi hijo de mi lado mientras su sierva estaba dormida y lo puso en su regazo[f], y a su hijo muerto lo puso en mi regazo[g]. 21 Cuando me levanté al amanecer para dar el pecho a mi hijo, vi que estaba muerto; pero cuando lo observé con cuidado por la mañana, vi que no era mi hijo, el que yo había dado a luz». 22 Entonces la otra mujer dijo: «No, pues mi hijo es el que vive y tu hijo es el muerto». Pero la primera mujer dijo[h]: «No, tu hijo es el muerto y mi hijo es el que vive». Así hablaban ellas delante del rey.

23 Entonces el rey dijo: «Esta dice: “Este es mi hijo que está vivo y tu hijo es el muerto”; y la otra dice: “No, porque tu hijo es el muerto y mi hijo es el que vive”». 24 Y el rey dijo: «Tráiganme una espada». Y trajeron una espada al rey. 25 Entonces el rey dijo: «Partan al niño vivo en dos, y den la mitad a una y la otra mitad a la otra». 26 Entonces la mujer de quien era el niño vivo habló al rey, pues estaba profundamente conmovida[i](K) por su hijo, y dijo: «Oh, mi señor, déle a ella el niño vivo, y de ninguna manera lo mate». Pero la otra decía: «No será ni mío ni tuyo; pártanlo». 27 Entonces el rey respondió: «Den el niño vivo a la primera mujer[j], y de ninguna manera lo maten. Ella es la madre». 28 Cuando todo Israel oyó del juicio que el rey había pronunciado[k], temieron al rey, porque vieron que la sabiduría de Dios estaba en él para administrar justicia(L).

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Footnotes

  1. 1 Reyes 3:9 Lit. que oiga.
  2. 1 Reyes 3:9 Lit. pesado.
  3. 1 Reyes 3:10 Lit. El asunto fue.
  4. 1 Reyes 3:11 Lit. muchos días.
  5. 1 Reyes 3:11 Lit. oír.
  6. 1 Reyes 3:20 O junto a ella.
  7. 1 Reyes 3:20 O junto a mí.
  8. 1 Reyes 3:22 Lit. esta estaba diciendo.
  9. 1 Reyes 3:26 Lit. su compasión se encendió.
  10. 1 Reyes 3:27 Lit. a ella.
  11. 1 Reyes 3:28 Lit. juzgado.

Da, pues, a tu siervo corazón entendido para juzgar a tu pueblo, y para discernir entre lo bueno y lo malo; porque ¿quién podrá gobernar este tu pueblo tan grande?

10 Y agradó delante del Señor que Salomón pidiese esto. 11 Y le dijo Dios: Porque has demandado esto, y no pediste para ti muchos días, ni pediste para ti riquezas, ni pediste la vida de tus enemigos, sino que demandaste para ti inteligencia para oír juicio, 12 he aquí lo he hecho conforme a tus palabras; he aquí que te he dado corazón sabio y entendido, tanto que no ha habido antes de ti otro como tú, ni después de ti se levantará otro como tú. 13 Y aun también te he dado las cosas que no pediste, riquezas y gloria, de tal manera que entre los reyes ninguno haya como tú en todos tus días. 14 Y si anduvieres en mis caminos, guardando mis estatutos y mis mandamientos, como anduvo David tu padre, yo alargaré tus días.

15 Cuando Salomón despertó, vio que era sueño; y vino a Jerusalén, y se presentó delante del arca del pacto de Jehová, y sacrificó holocaustos y ofreció sacrificios de paz, e hizo también banquete a todos sus siervos.

Sabiduría y prosperidad de Salomón

16 En aquel tiempo vinieron al rey dos mujeres rameras, y se presentaron delante de él. 17 Y dijo una de ellas: ¡Ah, señor mío! Yo y esta mujer morábamos en una misma casa, y yo di a luz estando con ella en la casa. 18 Aconteció al tercer día después de dar yo a luz, que esta dio a luz también, y morábamos nosotras juntas; ninguno de fuera estaba en casa, sino nosotras dos en la casa. 19 Y una noche el hijo de esta mujer murió, porque ella se acostó sobre él. 20 Y se levantó a medianoche y tomó a mi hijo de junto a mí, estando yo tu sierva durmiendo, y lo puso a su lado, y puso al lado mío su hijo muerto. 21 Y cuando yo me levanté de madrugada para dar el pecho a mi hijo, he aquí que estaba muerto; pero lo observé por la mañana, y vi que no era mi hijo, el que yo había dado a luz. 22 Entonces la otra mujer dijo: No; mi hijo es el que vive, y tu hijo es el muerto. Y la otra volvió a decir: No; tu hijo es el muerto, y mi hijo es el que vive. Así hablaban delante del rey.

23 El rey entonces dijo: Esta dice: Mi hijo es el que vive, y tu hijo es el muerto; y la otra dice: No, mas el tuyo es el muerto, y mi hijo es el que vive. 24 Y dijo el rey: Traedme una espada. Y trajeron al rey una espada. 25 En seguida el rey dijo: Partid por medio al niño vivo, y dad la mitad a la una, y la otra mitad a la otra. 26 Entonces la mujer de quien era el hijo vivo, habló al rey (porque sus entrañas se le conmovieron por su hijo), y dijo: ¡Ah, señor mío! dad a esta el niño vivo, y no lo matéis. Mas la otra dijo: Ni a mí ni a ti; partidlo. 27 Entonces el rey respondió y dijo: Dad a aquella el hijo vivo, y no lo matéis; ella es su madre. 28 Y todo Israel oyó aquel juicio que había dado el rey; y temieron al rey, porque vieron que había en él sabiduría de Dios para juzgar.

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Porque si clamas a la inteligencia,
Alza[a] tu voz por entendimiento;
Si la buscas como a la plata(A),
Y la procuras como a tesoros escondidos(B),
Entonces entenderás el temor[b] del Señor(C)
Y descubrirás el conocimiento de Dios.
Porque el Señor da sabiduría(D),
De Su boca vienen el conocimiento y la inteligencia.

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Footnotes

  1. Proverbios 2:3 Lit. das.
  2. Proverbios 2:5 O la reverencia.

Si clamares a la inteligencia,

Y a la prudencia dieres tu voz;

Si como a la plata la buscares,

Y la escudriñares como a tesoros,

Entonces entenderás el temor de Jehová,

Y hallarás el conocimiento de Dios.

Porque Jehová da la sabiduría,

Y de su boca viene el conocimiento y la inteligencia.

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17 Pero la sabiduría de lo alto(A) es primeramente pura(B), después pacífica(C), amable(D), condescendiente[a], llena de misericordia(E) y de buenos frutos, sin vacilación(F), sin hipocresía(G).

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Footnotes

  1. Santiago 3:17 O razonable.

17 Pero la sabiduría que es de lo alto es primeramente pura, después pacífica, amable, benigna, llena de misericordia y de buenos frutos, sin incertidumbre ni hipocresía.

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