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Hermanos, no necesitamos escribirles nada sobre días y fechas. Ustedes saben muy bien que el día en que el Señor regrese será una sorpresa, vendrá como cuando un ladrón llega en la noche. Cuando la gente diga: «Estamos en paz y a salvo», la destrucción vendrá de repente así como le vienen de repente los dolores a una mujer a punto de dar a luz, nadie podrá escapar.

Pero ustedes, hermanos, no están viviendo en la oscuridad como para que ese día los tome por sorpresa como un ladrón. Todos ustedes pertenecen a la luz y al día; no pertenecemos a la noche ni a la oscuridad. Entonces no debemos ser como los demás ni estar dormidos, sino estar despiertos y tener dominio propio. Pues los que duermen, duermen de noche y los que se emborrachan, se emborrachan de noche. Nosotros pertenecemos al día, así que debemos tener control de nosotros mismos, protegiéndonos con la coraza de la fe y el amor, y usando la esperanza de salvación como casco protector. Porque Dios no nos ha elegido para sufrir su castigo, sino que nos eligió para tener salvación por medio de nuestro Señor Jesucristo. 10 Jesús murió por nosotros para que vivamos junto con él. Así que no importa si estamos vivos o muertos cuando él regrese. 11 Por eso, anímense y fortalézcanse unos a otros, así como lo están haciendo ahora.

Instrucciones y saludos finales

12 Hermanos, les pedimos que respeten mucho a los que están trabajando entre ustedes, guiándolos y enseñándoles en el Señor. 13 Ténganles mucho respeto y amor debido al trabajo que ellos hacen entre ustedes.

Vivan en paz unos con otros. 14 Les pedimos, hermanos, que reprendan a los que no trabajan, animen a los que tengan miedo, ayuden a los débiles y tengan paciencia con todos. 15 Asegúrense de que nadie pague mal por mal. Mejor, traten siempre de hacer el bien, tanto entre ustedes como a todos.

16 Estén siempre alegres. 17 Nunca dejen de orar. 18 Den gracias a Dios siempre, porque eso es lo que él quiere para ustedes en Jesucristo.

19 No detengan la obra del Espíritu. 20 No desprecien las profecías. 21 Examinen todo y quédense con lo bueno. 22 Manténganse alejados de todo lo malo. 23 Nosotros oramos para que Dios mismo, el Dios de paz, los purifique completamente para que pertenezcan sólo a él.

También pedimos para que todo su ser: su espíritu, su alma y su cuerpo permanezcan siempre sin mancha para cuando el Señor Jesucristo regrese. 24 Dios, que los ha llamado, lo hará por ustedes y pueden confiar en él.

25 Hermanos, oren también por nosotros. 26 Cuando se reúnan, saluden a todos los hermanos con un beso santo. 27 Les ordeno por la autoridad del Señor que les lean esta carta a todos los hermanos.

28 Que nuestro Señor Jesucristo los bendiga en abundancia a todos ustedes.