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16 Porque todo lo que hay en el mundo, es decir, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo.

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Las obras de la carne y el fruto del Espíritu

16 Digo, pues: Vivan según el Espíritu, y no satisfagan los deseos de la carne. 17 Porque el deseo de la carne se opone al Espíritu, y el del Espíritu se opone a la carne; y éstos se oponen entre sí para que ustedes no hagan lo que quisieran hacer.(A)

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10 sobre todo a los que se dejan llevar por la depravada naturaleza humana, y andan en deseos impuros y en la inmundicia, con lo que desprecian la autoridad divina.

Son atrevidos y arrogantes, y no tienen miedo de insultar a los poderes superiores.

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Vivan como siervos de Dios

11 Amados hermanos, como si ustedes fueran extranjeros y peregrinos, les ruego que se aparten de los deseos pecaminosos que batallan contra el alma.

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para que el tiempo que le queda de vida en este mundo lo viva conforme a la voluntad de Dios y no conforme a los deseos humanos.

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22 Huye también de las pasiones juveniles, y sigue la justicia, la fe, el amor y la paz, junto con aquellos que con un corazón limpio invocan al Señor.

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11 Y si el Espíritu de aquel que levantó de los muertos a Jesús vive en ustedes, el que levantó de los muertos a Cristo Jesús también dará vida a sus cuerpos mortales por medio de su Espíritu que vive en ustedes.

12 Así que, hermanos, tenemos una deuda pendiente, pero no es la de vivir en conformidad con la carne, 13 porque si ustedes viven en conformidad con la carne, morirán; pero si dan muerte a las obras de la carne por medio del Espíritu, entonces vivirán.

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14 Más bien, revistámonos del Señor Jesucristo, y no busquemos satisfacer los deseos de la carne.

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los cuales en otro tiempo practicaron, pues vivían de acuerdo a la corriente de este mundo y en conformidad con el príncipe del poder del aire, que es el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia. Entre ellos todos nosotros también vivimos en otro tiempo. Seguíamos los deseos de nuestra naturaleza humana y hacíamos lo que nuestra naturaleza y nuestros pensamientos nos llevaban a hacer. Éramos por naturaleza objetos de ira, como los demás.

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22 En cuanto a su pasada manera de vivir, despójense de su vieja naturaleza,(A) la cual está corrompida por los deseos engañosos;

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