² Amados^(A), ahora somos hijos de Dios^(B) y aún no se ha manifestado lo que habremos de ser^(C). Pero sabemos que cuando Él se manifieste^[a](D), seremos semejantes a Él^(E) porque le veremos como Él es^(F). ³ Y todo el que tiene esta esperanza puesta en Él^(G), se purifica, así como Él es puro^(H).

⁶ Pues Dios, que dijo que de las tinieblas resplandeciera la luz^(A), es el que ha resplandecido en nuestros corazones^(B), para iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Cristo^(C).

⁸ Bienaventurados los de limpio corazón^(A), pues ellos verán a Dios^(B).

²⁴ Padre, quiero que los que me has dado^(A), estén también conmigo donde yo estoy^[a](B), para que vean mi gloria, la gloria que me has dado^(C); porque me has amado desde antes de la fundación del mundo^(D).

¹⁸ Pero nosotros todos, con el rostro descubierto, contemplando como en un espejo^(A) la gloria del Señor^(B), estamos siendo transformados en la misma imagen^(C) de gloria en gloria, como por el Señor^(D), el Espíritu.

⁶ Pues Dios, que dijo que de las tinieblas resplandeciera la luz^(A), es el que ha resplandecido en nuestros corazones^(B), para iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Cristo^(C).

⁴ Cuando Cristo, nuestra^[a] vida^(A), sea manifestado, entonces vosotros también seréis manifestados con Él en gloria^(B).