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Y clamó contra el altar, por mandato del SEÑOR, diciendo:

—Altar, altar, así ha dicho el SEÑOR: “He aquí, a la casa de David le nacerá un hijo que se llamará Josías, quien matará sobre ti a los sacerdotes de los lugares altos que queman incienso sobre ti; y sobre ti quemarán huesos de hombres”.

Aquel mismo día dio una señal diciendo:

—Esta es la señal de que el SEÑOR ha hablado: He aquí que el altar se partirá, y la ceniza que está sobre él se desparramará.

Sucedió que cuando el rey Jeroboam oyó la palabra que el hombre de Dios había clamado contra el altar de Betel, extendió su mano desde el altar, diciendo:

—¡Préndanlo!

Pero se le secó la mano que había extendido contra él, de manera que no pudo volverla hacia sí.

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