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31 Después el anciano les dijo a sus hijos:

«Cuando yo muera, entiérrenme en la misma tumba donde está el profeta de Judá. Pongan mi cuerpo encima del suyo. 32 Porque todo lo que Dios le ordenó decir en contra de los pequeños templos de Samaria se cumplirá».

33 A pesar de esto, Jeroboam no cambió su mala conducta. Al contrario, volvió a nombrar como sacerdotes a hombres del pueblo, para que sirvieran en los pequeños templos de Samaria; nombraba como sacerdote a cualquiera que quisiera servir en esos lugares.

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