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Cuando el rey oyó la palabra que el hombre de Dios había clamado contra el altar de Betel, extendió[a] su mano desde el altar y dijo: «¡Préndanlo!». Pero la mano que extendió contra él se le quedó rígida, de modo que no podía volverla hacia sí. El altar se rompió y las cenizas se derramaron del altar, conforme a la señal que el hombre de Dios había dado por palabra del Señor. El rey respondió al hombre de Dios: «Te ruego que supliques al[b] Señor tu Dios, y ores por mí, para que mi mano me sea restaurada(A)». El hombre de Dios suplicó al[c] Señor(B) y la mano del rey le fue restaurada, y quedó como antes.

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Footnotes

  1. 1 Reyes 13:4 Lit. Jeroboam extendió.
  2. 1 Reyes 13:6 Lit. suavices el rostro del.
  3. 1 Reyes 13:6 Lit. suavizó el rostro del.