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Samuel hizo tal y como le había dicho el Señor. Cuando llegó a Belén, los ancianos de la ciudad salieron preocupados a recibirlo y le dijeron:

— ¡Bienvenido!

Samuel respondió:

— ¡Salud! Vengo a ofrecer un sacrificio al Señor. Purificaos y venid conmigo al sacrificio.

Samuel purificó a Jesé y a sus hijos y los invitó al sacrificio.

Cuando llegaron, vio a Eliab y pensó:

— Aquí está el ungido del Señor.

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