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Y desde aquel día Saúl no miró con buenos ojos a David.

10 Aconteció al otro día, que un espíritu malo de parte de Dios se apoderó de Saúl, y él deliraba en medio de la casa. David tocaba como otras veces. Saúl tenía la lanza en la mano. 11 Saúl arrojó la lanza, pensando: «Voy a clavar a David en la pared.» Pero David lo evadió dos veces.

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