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Las dos mujeres de David, Ahinoam la jezreelita y Abigail, la viuda[a] de Nabal, el de Carmel(A), habían sido llevadas cautivas. Y David estaba muy angustiado porque la gente hablaba de apedrearlo, pues todo el pueblo estaba amargado[b](B), cada uno a causa de sus hijos y de sus hijas. Pero David se fortaleció en el Señor su Dios(C).

Entonces dijo David al sacerdote Abiatar, hijo de Ahimelec(D): «Te ruego que me traigas el efod». Y Abiatar llevó el efod a David(E).

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Footnotes

  1. 1 Samuel 30:5 Lit. mujer.
  2. 1 Samuel 30:6 Lit. amargado en alma.