Add parallel Print Page Options

Campañas contra Gorgias y los idumeos(A)

14 Cuando Gorgias fue nombrado jefe militar de la región, formó un ejército de mercenarios, y cada vez que tenía ocasión hacía la guerra a los judíos. 15 Al mismo tiempo, los idumeos, que controlaban importantes fortalezas, hostilizaban a los judíos y acogían a los que huían de Jerusalén, y procuraban fomentar la guerra. 16 Los que estaban con Macabeo, después de hacer oraciones públicas y pedir a Dios que les ayudara en la lucha, marcharon contra las fortalezas de los idumeos, 17 las atacaron con valor y se apoderaron de la región. Rechazaron a los que combatían en las murallas, degollaron a los que cayeron en sus manos, y aniquilaron a cerca de veinte mil hombres. 18 No menos de nueve mil hombres, provistos de todo lo necesario para resistir un ataque, se refugiaron en dos torres fuertemente protegidas. 19 Macabeo dejó para el asalto a Simón, a José y a Zaqueo, con un número suficiente de soldados, y se retiró a otros lugares en donde lo necesitaban. 20 Pero los soldados de Simón, codiciosos de riquezas, se dejaron sobornar y aceptaron dinero de algunos de los que estaban en las torres. Recibieron setenta mil monedas, y dejaron escapar a algunos. 21 Cuando le contaron a Macabeo lo sucedido, éste reunió a los oficiales del ejército y acusó a los culpables de haber vendido por dinero a sus hermanos, dejando escapar a sus enemigos. 22 Entonces los hizo ejecutar como traidores, e inmediatamente después tomó las dos torres. 23 Tuvo éxito en toda su campaña; en las dos torres mató a más de veinte mil enemigos.

Victoria sobre Timoteo y toma de Guézer

24 Timoteo, derrotado anteriormente por los judíos, reunió un numeroso ejército de mercenarios, juntó una tropa de caballería traída de Asia, y avanzó para tomar Judea por las armas. 25 Macabeo y su gente, al acercarse Timoteo, hicieron súplicas a Dios, se echaron polvo sobre sus cabezas y se vistieron con ropas ásperas. 26 De rodillas sobre la base anterior del altar, pedían a Dios que tuviera compasión de ellos, y que fuera enemigo de sus enemigos y se opusiera a quienes se oponían a ellos, como claramente lo dice la ley.

27 Terminada la oración, tomaron las armas y se alejaron bastante de la ciudad. Cuando estuvieron cerca de sus enemigos, se detuvieron. 28 Empezaba a salir el sol cuando los dos ejércitos trabaron combate. Además de confiar en su valor, los judíos ponían la garantía del buen éxito y de la victoria en el recurso al Señor; los paganos hacían de su furor la guía para el combate. 29 En lo más recio de la batalla, los enemigos vieron en el cielo a cinco hombres majestuosos, montados en caballos con frenos de oro, que, poniéndose a la cabeza de los judíos, 30 se colocaron alrededor de Macabeo, y lo protegían con sus armas y lo defendían para que nadie lo hiriera. También lanzaban flechas y rayos sobre los enemigos, que, ciegos y aturdidos, se dispersaron en gran desorden. 31 Veinte mil quinientos soldados de infantería y seiscientos de caballería fueron degollados. 32 Timoteo huyó a Guézer, fortaleza muy protegida, que estaba bajo el mando de Quereas. 33 Macabeo y su gente la atacaron con ánimo durante cuatro días. 34 Los de dentro, confiados en la seguridad del lugar, decían palabras ofensivas e injuriosas contra Dios. 35 Pero al amanecer del quinto día, veinte jóvenes del ejército de Macabeo, enardecidos por aquellas injurias contra Dios, se lanzaron varonilmente contra las murallas y mataron con furia salvaje a cuantos encontraron. 36 Otros, igualmente, aprovechando esta distracción, escalaron el lado contrario, atacaron a los de dentro, pusieron fuego a las torres y las puertas, encendieron hogueras y quemaron vivos a los que habían injuriado a Dios. Otros rompieron las puertas para que entrara el resto del ejército, y tomaron la ciudad. 37 A Timoteo, que se había escondido en una cisterna, lo degollaron, lo mismo que a su hermano Quereas y a Apolófanes. 38 Realizada esta hazaña, alabaron con himnos y oraciones al Señor, que había realizado maravillas a favor de Israel y les había dado la victoria.

Read full chapter