Simón[a] Pedro, siervo y apóstol de Jesucristo,

a los que por la justicia de nuestro Dios y Salvador Jesucristo han recibido una fe tan preciosa como la nuestra.

Que abunden en ustedes la gracia y la paz por medio del conocimiento que tienen de Dios y de Jesús nuestro Señor.

Firmeza en el llamamiento y en la elección

Su divino poder, al darnos el conocimiento de aquel que nos llamó por su propia gloria y excelencia, nos ha concedido todas las cosas que necesitamos para vivir con devoción. Así Dios nos ha entregado sus preciosas y magníficas promesas para que ustedes, luego de escapar de la corrupción que hay en el mundo debido a los malos deseos, lleguen a tener parte en la naturaleza divina.

Precisamente por eso, esfuércense por añadir a su fe, virtud; a su virtud, conocimiento; al conocimiento, dominio propio; al dominio propio, constancia; a la constancia, devoción a Dios; a la devoción a Dios, afecto fraternal; y al afecto fraternal, amor. Porque estas cualidades, si abundan en ustedes, los harán crecer en el conocimiento de nuestro Señor Jesucristo y evitarán que sean inútiles e improductivos. En cambio, el que no las tiene es tan corto de vista que ya ni ve y se olvida de que ha sido purificado de sus antiguos pecados.

10 Por lo tanto, hermanos, esfuércense más todavía por asegurarse del llamado de Dios, que fue quien los eligió. Si hacen estas cosas, no caerán jamás 11 y se les abrirán de par en par las puertas del reino eterno de nuestro Señor y Salvador Jesucristo.

La veracidad de la Escritura

12 Por eso siempre les recordaré estas cosas, por más que las sepan y estén afianzados en la verdad que ahora tienen. 13 Además, considero que tengo la obligación de refrescarles la memoria mientras viva en esta habitación pasajera que es mi cuerpo; 14 porque sé que dentro de poco tendré que abandonarlo, según me lo ha manifestado nuestro Señor Jesucristo. 15 También me esforzaré con empeño para que, aun después de mi partida, ustedes puedan recordar estas cosas en todo tiempo.

16 Cuando les dimos a conocer la venida de nuestro Señor Jesucristo en todo su poder, no estábamos siguiendo sutiles cuentos supersticiosos, sino dando testimonio de su grandeza que vimos con nuestros propios ojos. 17 Él recibió honor y gloria de parte de Dios el Padre cuando desde la majestuosa gloria se le dirigió aquella voz que dijo: «Este es mi Hijo amado; estoy muy complacido con él».[b] 18 Nosotros mismos oímos esa voz que vino del cielo cuando estábamos con él en el monte santo. 19 Esto ha venido a confirmarnos la palabra[c] de los profetas, a la cual ustedes hacen bien en prestar atención como a una lámpara que brilla en un lugar oscuro, hasta que amanezca el día y salga el lucero de la mañana en sus corazones. 20 Ante todo, tengan muy presente que ninguna profecía de la Escritura surge de la interpretación particular de nadie. 21 Porque la profecía no ha tenido su origen en la voluntad humana, sino que los profetas hablaron de parte de Dios, impulsados por el Espíritu Santo.

Footnotes

  1. 1:1 Simón. Lit. Simeón.
  2. 1:17 Mt 17:5; Mr 9:7; Lc 9:35.
  3. 1:19 Esto … palabra. Lit. También tenemos la muy segura palabra.

Saludo

Yo, Simón Pedro, siervo y apóstol de Jesucristo, envío un saludo a ustedes, que por la justicia de nuestro Dios y Salvador Jesucristo han alcanzado una fe tan preciosa como la nuestra. Que la gracia y la paz les sea multiplicada por medio del conocimiento de Dios y de nuestro Señor Jesús.

Partícipes de la naturaleza divina

Todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas por su divino poder, mediante el conocimiento de aquel que nos llamó por su gloria y excelencia. Por medio de ellas nos ha dado preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas ustedes lleguen a ser partícipes de la naturaleza divina, puesto que han huido de la corrupción que hay en el mundo por causa de los malos deseos. Por eso, ustedes deben esforzarse por añadir virtud a su fe, conocimiento a su virtud, dominio propio al conocimiento; paciencia al dominio propio, piedad a la paciencia, afecto fraternal a la piedad, y amor al afecto fraternal. Si todo esto abunda en ustedes, serán muy útiles y productivos en el conocimiento de nuestro Señor Jesucristo. Quien no tiene todo esto es corto de vista, o ciego, y ha olvidado que sus antiguos pecados fueron limpiados. 10 Por eso, hermanos, procuren fortalecer su llamado y elección. Si hacen esto, jamás caerán. 11 De esta manera se les abrirán de par en par las puertas del reino eterno de nuestro Señor y Salvador Jesucristo.

12 Por esta razón siempre habré de recordarles estas cosas, aun cuando ya las sepan y estén firmemente afianzados en la verdad que han recibido. 13 Mientras yo tenga vida, es mi obligación animarlos y recordarles todo esto, 14 pues sé que pronto tendré que abandonar este cuerpo, tal y como nuestro Señor Jesucristo me lo ha hecho saber. 15 También debo esforzarme para que después de mi partida ustedes puedan tener siempre presentes todas estas cosas.

Testigos presenciales de la gloria de Cristo

16 Porque, cuando les hicimos saber que nuestro Señor Jesucristo vendrá con todo su poder, no lo hicimos siguiendo fábulas artificiosas, sino como quienes han visto su majestad con sus propios ojos. 17 Pues cuando él recibió de Dios Padre la honra y la gloria, desde la magnífica gloria le fue enviada una voz que decía: «Éste es mi Hijo amado, en quien me complazco.» 18 Y nosotros oímos esa voz que venía del cielo, mientras estábamos con él en el monte santo.(A) 19 Además, contamos con la muy confiable palabra profética, a la cual ustedes hacen bien en atender, que es como una antorcha que alumbra en la oscuridad, hasta que aclare el día y el lucero de la mañana salga en el corazón de ustedes. 20 Pero antes que nada deben entender esto: Ninguna profecía de la Escritura es de interpretación privada, 21 porque la profecía nunca estuvo bajo el control de la voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron bajo el control del Espíritu Santo.

Saludo

Simón[a] Pedro, siervo(A) y apóstol de Jesucristo(B), a los que han recibido una fe como[b] la nuestra(C), mediante[c] la justicia(D) de nuestro Dios y Salvador, Jesucristo(E): Gracia y paz os sean multiplicadas(F) en el conocimiento de Dios y de Jesús nuestro Señor(G).

Virtudes del cristiano

Pues su divino poder(H) nos ha concedido todo cuanto concierne a la vida y a la piedad, mediante el verdadero conocimiento de aquel(I) que nos llamó por[d] su gloria(J) y excelencia[e], por medio de las cuales nos ha concedido sus preciosas y maravillosas promesas(K), a fin de que por ellas lleguéis a ser partícipes de la naturaleza divina(L), habiendo escapado(M) de la corrupción(N) que hay en el mundo(O) por causa de la concupiscencia. Por esta razón también, obrando con toda diligencia, añadid(P) a vuestra fe, virtud(Q), y a la virtud, conocimiento(R); al conocimiento, dominio propio(S), al dominio propio, perseverancia(T), y a la perseverancia, piedad(U), a la piedad, fraternidad y a la fraternidad, amor(V). Pues estas virtudes, al estar en vosotros y al abundar, no os dejarán ociosos[f] ni estériles(W) en el verdadero conocimiento de nuestro Señor Jesucristo(X). Porque el que carece de estas virtudes es ciego(Y) o corto de vista, habiendo olvidado la purificación(Z) de sus pecados pasados. 10 Así que, hermanos, sed tanto más diligentes para hacer firme vuestro llamado(AA) y elección(AB) de parte de Dios; porque mientras hagáis[g] estas cosas nunca tropezaréis(AC); 11 pues de esta manera os será concedida(AD) ampliamente(AE) la entrada al reino eterno(AF) de nuestro Señor y Salvador Jesucristo(AG).

Propósito de la carta

12 Por tanto, siempre estaré listo para recordaros estas cosas, aunque vosotros ya las sabéis(AH) y habéis sido confirmados en la verdad que está presente en vosotros(AI). 13 Y considero justo(AJ), mientras esté en este cuerpo[h](AK), estimularos recordándoos(AL) estas cosas[i], 14 sabiendo que mi separación del cuerpo[j] terrenal es inminente(AM), tal como me lo ha declarado nuestro Señor Jesucristo(AN). 15 También yo procuraré con diligencia, que en todo tiempo, después de mi partida(AO), podáis recordar estas cosas.

Testigos de la gloria de Cristo

16 Porque cuando os dimos a conocer el poder y la venida de nuestro Señor Jesucristo(AP), no seguimos fábulas ingeniosamente inventadas(AQ), sino que fuimos testigos oculares de su majestad(AR). 17 Pues cuando Él recibió honor y gloria de Dios Padre, la majestuosa Gloria(AS) le hizo esta declaración[k](AT): Este es mi Hijo amado en quien me he complacido; 18 y nosotros mismos escuchamos esta declaración[l], hecha desde el cielo cuando estábamos con Él en el monte santo(AU).

La palabra profética

19 Y así tenemos la palabra profética(AV) más segura[m](AW), a la cual hacéis bien en prestar atención como a una lámpara(AX) que brilla en el lugar oscuro, hasta que el día despunte(AY) y el lucero de la mañana(AZ) aparezca en vuestros corazones(BA). 20 Pero ante todo sabed esto(BB), que ninguna profecía(BC) de la Escritura es asunto de interpretación personal, 21 pues ninguna profecía fue dada[n] jamás por un acto de voluntad humana(BD), sino que hombres inspirados[o] por el Espíritu Santo hablaron de parte de Dios[p](BE).

Footnotes

  1. 2 Pedro 1:1 La mayoría de los mss. antiguos dicen: Simeón
  2. 2 Pedro 1:1 O, del mismo valor que, o, de la misma clase que
  3. 2 Pedro 1:1 O, en
  4. 2 Pedro 1:3 O, a
  5. 2 Pedro 1:3 O, virtud
  6. 2 Pedro 1:8 O, inútiles
  7. 2 Pedro 1:10 O, practiquéis
  8. 2 Pedro 1:13 Lit., esta tienda o este tabernáculo
  9. 2 Pedro 1:13 Lit., con recuerdos
  10. 2 Pedro 1:14 Lit., el abandono de mi tienda
  11. 2 Pedro 1:17 Lit., tal voz le fue llevada a Él por la Gloria Majestuosa
  12. 2 Pedro 1:18 Lit., voz
  13. 2 Pedro 1:19 O, Y tenemos la palabra profética aún más segura
  14. 2 Pedro 1:21 Lit., traída
  15. 2 Pedro 1:21 Lit., llevados, o, movidos
  16. 2 Pedro 1:21 Algunos mss. dicen: santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo