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—Bueno—le contestó Husai—, esta vez Ahitofel se equivocó. Tú conoces a tu padre y a sus hombres; son guerreros poderosos. En este momento están tan enfurecidos como una osa a la que le han robado sus cachorros. Y recuerda que tu padre es un hombre de guerra con experiencia. Él no pasará la noche con las tropas. Seguramente ya está escondido en algún pozo o en alguna cueva. Y cuando salga y ataque, y mueran unos cuantos de tus hombres, entonces habrá pánico entre tus tropas, y se correrá la voz de que están masacrando a los hombres de Absalón.

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Entonces Husai dijo a Absalón: El consejo que ha dado esta vez Ahitofel no es bueno. Y añadió Husai: Tú sabes que tu padre y los suyos son hombres valientes, y que están con amargura de ánimo, como la osa en el campo cuando le han quitado sus cachorros. Además, tu padre es hombre de guerra, y no pasará la noche con el pueblo. He aquí él estará ahora escondido en alguna cueva, o en otro lugar; y si al principio cayeren algunos de los tuyos, quienquiera que lo oyere dirá: El pueblo que sigue a Absalón ha sido derrotado.

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