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Antíoco IV Epífanes: introducción de costumbres paganas en Israel(A)

Cuando Seleuco murió, lo sucedió Antíoco, conocido con el nombre de Epífanes. Entonces Jasón, hermano de Onías, compró con dinero el cargo de sumo sacerdote; en una entrevista con el rey, prometió darle once mil ochocientos ochenta kilos de plata como tributo, más otros dos mil seiscientos cuarenta de entradas adicionales. Se comprometió, además, a pagar casi cinco mil kilos de plata, si lo autorizaba a establecer, por cuenta propia, un gimnasio y un centro de deportes y cultura griega, y si daba a los habitantes de Jerusalén el derecho de ciudadanos de Antioquía. 10 El rey le concedió lo que pedía, y desde que Jasón tomó posesión del cargo, fomentó entre sus compatriotas la manera griega de vivir. 11 Renunció a los privilegios que bondadosamente los reyes habían concedido a los judíos por intercesión de Juan, el padre de Eupólemo. Este Eupólemo es el mismo que fue enviado a hacer un tratado de amistad y pacto con los romanos. Jasón suprimió además las costumbres conformes con la ley e introdujo otras contrarias a ella. 12 Se apresuró a construir un gimnasio al pie de la ciudadela, e hizo que los jóvenes más sobresalientes se dedicaran a los ejercicios del gimnasio. 13 La extremada maldad del impío y falso sumo sacerdote Jasón hizo que por todas partes se propagara la manera griega de vivir, y que aumentara el deseo de imitar lo extranjero. 14 Así, los sacerdotes dejaron de mostrar interés por el servicio del altar, y ellos mismos, despreciando el templo y descuidando los sacrificios, en cuanto sonaba la señal se apresuraban a ayudar a los luchadores a entrenarse en los ejercicios prohibidos por la ley. 15 Despreciaban por completo los honores de la propia patria, y estimaban en sumo grado las glorias de los griegos. 16 Pero precisamente por eso se vieron en una situación difícil: aquellos mismos a quienes se propusieron seguir y copiar en todo, fueron después sus enemigos y verdugos. 17 Porque la violación de las leyes divinas no queda sin castigo, como lo demuestra la historia que sigue.

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