Add parallel Print Page Options

por lo cual el mundo de entonces pereció anegado en agua.

Pero los cielos y la tierra que existen ahora están reservados por la misma palabra, guardados para el fuego en el día del juicio y de la perdición de los hombres impíos.

Pero, amados, no ignoréis que, para el Señor, un día es como mil años y mil años como un día.

Read full chapter