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5-7 Baaná y Recab fueron a la casa de Is-bóset, y entraron como si fueran a comprar trigo. Como era la hora en que hacía más calor, lo encontraron durmiendo. Entonces le clavaron un cuchillo en el estómago, le cortaron la cabeza, y luego huyeron sin que nadie los viera. Caminaron toda la noche por el camino de Arabá, hasta llegar a Hebrón. Una vez allí, le llevaron a David la cabeza de Is-bóset y le dijeron:

—Aquí tiene Su Majestad la cabeza de Is-bóset, hijo de su enemigo Saúl, que quería matarlo. Dios ya le ha dado a Saúl su merecido, pues todos sus hijos están muertos.

Pero David les contestó:

—Así como Dios me ha protegido del mal, yo les juro que ustedes merecen la muerte por haber hecho esto.

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