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De ninguna manera se dejen engañar. Porque ese día no vendrá sin que antes venga la apostasía, y se manifieste el hombre de pecado, es decir, el hijo de perdición, el cual se opone y se enfrenta a todo lo que se llama Dios o es objeto de culto.(A) Llega al grado de sentarse en el templo de Dios y de ocupar su lugar, haciéndose pasar por Dios.

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