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Ezequías y la delegación de Babilonia

(2 Cr 32:27-31; Is 39:1-8)

12 En aquel tiempo Merodac Baladán hijo de Baladán era rey de Babilonia. Como se enteró que Ezequías había estado enfermo, mandó cartas y un regalo a Ezequías. 13 Ezequías recibió a los enviados de Babilonia y les mostró todos los tesoros de su palacio. Les mostró la plata, el oro, las especias, los costosos perfumes, las armas y todo lo que había en la tesorería real. No hubo nada que no les mostrara en su palacio y en todo el reino.

14 Entonces el profeta Isaías se le acercó a Ezequías y le preguntó:

—¿Qué te dijeron esos hombres? ¿Qué querían y de dónde venían?

Ezequías le contestó:

—Vinieron de Babilonia, un país muy lejano.

15 Isaías le dijo:

—¿Qué vieron ellos del palacio?

Ezequías le dijo:

—Ellos vieron todo lo que hay en el palacio y en los depósitos. No dejé nada sin mostrarles.

16 Entonces Isaías le dijo a Ezequías:

—Oye el mensaje del SEÑOR: 17 “Llegará el día en que se llevarán a Babilonia todo lo que hay en tu palacio y todo lo que tus antepasados guardaron hasta el día de hoy. No dejarán nada, dice el SEÑOR. 18 Se llevarán incluso hasta a algunos de tus descendientes los castrarán y los pondrán de funcionarios en el palacio del rey de Babilonia”.

19 Entonces Ezequías le dijo a Isaías:

—Este mensaje del SEÑOR es bueno.

Es que se decía: «Al menos mientras yo viva habrá paz y seguridad».

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