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Embarazada y a punto de dar a luz, los dolores del alumbramiento le arrancaban gemidos de angustia.

Entonces otra figura prodigiosa apareció en el cielo: un enorme dragón color de fuego, con siete cabezas y diez cuernos, y una diadema en cada una de sus siete cabezas. Con su cola arrastró un tercio de las estrellas del cielo y las arrojó sobre la tierra. Y el dragón se puso al acecho frente a la mujer que iba a dar a luz, dispuesto a devorar al hijo en cuanto naciera.

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Y estando encinta, clamaba con dolores de parto, en la angustia del alumbramiento.(A) También apareció otra señal en el cielo: he aquí un gran dragón escarlata, que tenía siete cabezas y diez cuernos,(B) y en sus cabezas siete diademas; y su cola arrastraba la tercera parte de las estrellas del cielo, y las arrojó sobre la tierra.(C) Y el dragón se paró frente a la mujer que estaba para dar a luz, a fin de devorar a su hijo tan pronto como naciese.

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