¹³ Y oí una voz del cielo que decía: Escribe: «Bienaventurados los muertos^(A) que de aquí en adelante mueren en el Señor^(B)». Sí —dice el Espíritu^(C)— para que descansen de sus trabajos^(D), porque sus obras^(E) van^[a] con ellos.

La siega de la tierra

¹⁴ Y miré, y he aquí una nube blanca^(F), y sentado en la nube estaba uno semejante a hijo de hombre^[b](G), que tenía en la cabeza una corona de oro^(H), y en la mano una hoz afilada. ¹⁵ Entonces salió del templo^[c] otro ángel^(I) clamando a gran voz al que estaba sentado en la nube: Mete^[d] tu hoz y siega^(J), porque la hora de segar ha llegado, pues la mies de la tierra está madura^[e](K).