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»Dios mío,
todos te honran y te alaban,
pues sólo tú eres santo.

»Todos los países del mundo
vendrán a adorarte,
pues bien saben
que eres justo.»

Después de esto miré hacia el cielo, y vi que se abría el templo. De él salieron los siete ángeles con las siete plagas terribles que iban a suceder. Estaban vestidos con una tela fina y costosa, limpia y brillante, y se cubrían el pecho con protectores de oro.

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¿Quién no te temerá, oh Señor, y glorificará tu nombre?(A) pues solo tú eres santo; por lo cual todas las naciones vendrán y te adorarán,(B) porque tus juicios se han manifestado.

Después de estas cosas miré, y he aquí fue abierto en el cielo el templo del tabernáculo del testimonio;(C) y del templo salieron los siete ángeles que tenían las siete plagas, vestidos de lino limpio y resplandeciente, y ceñidos alrededor del pecho con cintos de oro.

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