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Adoraron al dragón, que le había dado el poder a la bestia, y asimismo adoraron a la bestia. «¿Quién como la bestia?» —exclamaron—. «¿Quién podrá pelear contra ella?».

A la bestia se le permitió que dijera blasfemias contra el Señor; y también se le dio autoridad para actuar por cuarenta y dos meses, durante los cuales blasfemó contra el nombre de Dios, de su morada y de los que habitan en el cielo.

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