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Tus pechos son dos gacelas,
dos gacelas mellizas
que pastan entre las rosas.

Mientras llega el día
y huyen las sombras,
me iré al monte de la mirra,
a la colina del incienso.

¡Tú eres hermosa, amor mío;
hermosa de pies a cabeza!
¡En ti no hay defecto alguno!

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