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Toda tú eres hermosa, amiga mía

Y en ti no hay mancha.

Conmigo del Líbano, oh esposa,

Conmigo ven del Líbano:

Mira desde la cumbre de Amana,

Desde la cumbre de Senir y de Hermón,

Desde las guaridas de los leones,

Desde los montes de los tigres.

Prendiste mi corazón, hermana, esposa mía;

Has preso mi corazón con uno de tus ojos,

Con una gargantilla de tu cuello.

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