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Los diez mandamientos para el pueblo del pacto

Moisés reunió a todo el pueblo de Israel y dijo: «¡Escucha con atención, Israel! Oye los decretos y las ordenanzas que te entrego hoy, ¡para que los aprendas y los obedezcas!

»El Señor nuestro Dios hizo un pacto con nosotros en el monte Sinaí.[a] El Señor no hizo ese pacto con nuestros antepasados, sino con nosotros, los que vivimos hoy. En el monte, el Señor te habló cara a cara desde en medio del fuego. Yo serví de intermediario entre tú y el Señor, porque tenías miedo del fuego y no quisiste acercarte al monte. Él me habló a mí, y yo te transmití sus palabras. Me dijo lo siguiente:

»Yo soy el Señor tu Dios, quien te rescató de la tierra de Egipto, donde eras esclavo.

»No tengas ningún otro dios aparte de mí.

»No te hagas ninguna clase de ídolo ni imagen de ninguna cosa que está en los cielos, en la tierra o en el mar. No te inclines ante ellos ni les rindas culto, porque yo, el Señor tu Dios, soy Dios celoso, quien no tolerará que entregues tu corazón a otros dioses. Extiendo los pecados de los padres sobre sus hijos; toda la familia de los que me rechazan queda afectada, hasta los hijos de la tercera y la cuarta generación. 10 Pero derramo amor inagotable por mil generaciones sobre los[b] que me aman y obedecen mis mandatos.

11 »No hagas mal uso del nombre del Señor tu Dios. El Señor no te dejará sin castigo si usas mal su nombre.

12 »Guarda el día de descanso[c] al mantenerlo santo, tal como te lo ordenó el Señor tu Dios. 13 Tienes seis días en la semana para hacer tu trabajo habitual, 14 pero el séptimo día es de descanso y está dedicado al Señor tu Dios. Ese día, ningún miembro de tu casa hará trabajo alguno. Esto se refiere a ti, a tus hijos e hijas, tus siervos y siervas, tus bueyes, burros y demás animales, y también incluye a los extranjeros que vivan entre ustedes. Todos tus criados y criadas deberán descansar igual que tú. 15 Recuerda que tú también fuiste esclavo en Egipto y que el Señor tu Dios te sacó de allí con mano fuerte y brazo poderoso. Por esa razón, el Señor tu Dios te ordenó descansar el séptimo día.[d]

16 »Honra a tu padre y a tu madre tal como el Señor tu Dios te lo ordenó. Entonces tendrás una vida larga y plena en la tierra que el Señor tu Dios te da.

17 »No cometas asesinato.

18 »No cometas adulterio.

19 »No robes.

20 »No des falso testimonio contra tu prójimo.

21 »No codicies la esposa de tu prójimo. Tampoco codicies la casa de tu prójimo ni su tierra, ni su siervo, ni su sierva, ni su buey, ni su burro, ni ninguna otra cosa que le pertenezca.

22 »El Señor les dirigió esas palabras a todos ustedes cuando estaban reunidos al pie del monte. Habló con voz fuerte desde en medio del fuego, envuelto en nubes y una densa oscuridad. Eso fue todo lo que dijo en ese momento y escribió sus palabras en dos tablas de piedra y me las dio.

23 »Sin embargo, cuando ustedes escucharon la voz que salía de en medio de la oscuridad mientras el monte ardía en llamas, todos los ancianos y los jefes de las tribus se acercaron 24 y me dijeron: “Mira, el Señor nuestro Dios nos ha mostrado su gloria y su grandeza, y hemos oído su voz salir de en medio del fuego. Hoy comprobamos que Dios puede hablar con los seres humanos, ¡pero aun así seguimos con vida! 25 Sin embargo, ¿para qué arriesgarnos otra vez a morir? Si el Señor nuestro Dios vuelve a hablarnos, seguramente moriremos y seremos consumidos por ese imponente fuego. 26 ¿Puede algún ser vivo oír la voz del Dios viviente que sale de en medio del fuego—como la oímos nosotros—y seguir con vida? 27 Ve tú y escucha lo que dice el Señor nuestro Dios. Luego ven a contarnos todo lo que él te diga, y nosotros escucharemos y obedeceremos”.

28 »El Señor oyó la petición que me hicieron y dijo: “He oído todo lo que los israelitas te dijeron, y tienen razón. 29 ¡Oh, si siempre tuvieran un corazón así, si estuvieran dispuestos a temerme y a obedecer todos mis mandatos! Entonces siempre les iría bien a ellos y a sus descendientes. 30 Ve y diles: ‘Regresen a sus carpas’. 31 Pero tú quédate aquí conmigo, para que te dé todos mis mandatos, decretos y ordenanzas. Enséñaselos al pueblo, para que los obedezcan en la tierra que les doy como posesión”».

32 Así que Moisés le dijo al pueblo: «Asegúrense de obedecer todos los mandatos del Señor su Dios y de seguir sus instrucciones al pie de la letra. 33 Manténganse en el camino que el Señor su Dios les ordenó que siguieran. Entonces tendrán una vida larga y les irá bien en la tierra donde están a punto de entrar y que van a poseer.

Footnotes

  1. 5:2 En hebreo Horeb, otro nombre para Sinaí.
  2. 5:10 En hebreo para miles de los.
  3. 5:12 O el sábado.
  4. 5:15 O el día sábado.

Moisés se reunió con todo el pueblo de Israel, y le dijo:

«Pongan atención, porque voy a darles los mandamientos que deben aprender y obedecer. Nuestro Dios hizo un pacto con nosotros en el monte Horeb. No fue un pacto sólo para nuestros antepasados, sino también para nosotros. En ese monte Dios nos habló cara a cara desde el fuego. Yo serví de intermediario entre Dios y ustedes para comunicarles el mensaje de Dios, pues todos tenían miedo del fuego. Por eso no subieron al monte. Allí Dios dijo:

»Yo soy el Dios de Israel. Yo los saqué de Egipto, donde eran esclavos. No tengan otros dioses aparte de mí. No hagan ídolos ni imágenes de nada que esté en el cielo, en la tierra o en lo profundo del mar. No se arrodillen ante ellos ni hagan cultos en su honor. Yo soy el Dios de Israel, y soy un Dios celoso. Yo castigo a los hijos, nietos y bisnietos de quienes me odian, 10 pero trato con bondad a todos los descendientes de los que me aman y cumplen mis mandamientos.

11 »No usen mi nombre sin el respeto que se merece. Si lo hacen, los castigaré.

12 »Recuerden que el sábado es un día especial, dedicado a mí. 13 Durante los primeros seis días de la semana podrán hacer todo el trabajo que quieran, 14 pero el sábado será un día de descanso, un día dedicado a mí. Ese día nadie deberá hacer ningún tipo de trabajo: ni ustedes, ni sus hijos ni sus hijas, ni sus esclavos ni sus esclavas, ni su buey, ni su burro, ni ninguno de sus animales y ni siquiera los extranjeros que trabajen para ustedes. 15 Así que deben recordar que ustedes también fueron esclavos en Egipto, y que yo los saqué de allí haciendo uso de mi gran poder. Por eso les ordeno tomar el día séptimo como día de descanso.

16 »Obedezcan y cuiden a su padre y a su madre. Así les irá bien, y podrán vivir muchos años en el país que les voy a dar.

17 »No maten, 18 ni sean infieles en su matrimonio, 19 ni roben, 20 ni hablen mal de otra persona, ni digan mentiras en su contra, 21 ni se dejen dominar por el deseo de tener lo que otros tienen, ya sea su esposa, su esclavo, su esclava, su buey, su burro, o cualquiera de sus pertenencias.

Invitación a la obediencia

22 »Éstos fueron los mandamientos que Dios les comunicó en voz alta cuando ustedes estaban al pie del monte. Su voz salía desde las llamas de fuego y desde una nube muy espesa. Dios escribió los mandamientos en dos tablas de piedra, y me los entregó, sin añadir nada más.

23 »Cuando ustedes oyeron la voz de Dios, que salía de la oscuridad, y vieron que del monte salían llamas de fuego, tuvieron miedo. Entonces los jefes de las tribus y las autoridades del pueblo vinieron a hablar conmigo, 24 y me dijeron: “No hay duda de que nuestro Dios nos ha dejado ver su poder y su grandeza. Hemos oído su voz, que salía de las llamas de fuego. Hoy hemos visto que Dios nos habló, y no morimos. 25 Sin embargo, ¿para qué correr el riesgo de morir quemados por este fuego tan terrible? ¡Si volvemos a oír la voz de nuestro Dios, sin duda moriremos! 26 Todo el mundo sabe que no es posible escuchar la voz de Dios, como la hemos oído nosotros, y seguir con vida. 27 Es mejor que tú vayas y escuches todo lo que nuestro Dios tenga que decirnos, y luego nos lo comuniques. Nosotros, por nuestra parte, obedeceremos todo lo que él nos mande”.

28 »Dios escuchó lo que ustedes me pidieron, y entonces me dijo: “Está muy bien lo que piensan. 29 Espero que nunca cambien de opinión, y que siempre me adoren y obedezcan mis mandamientos. Así, tanto a ellos como a sus descendientes les irá bien. 30 Ve ahora a decirles que regresen a sus casas, 31 pero vuelve luego y quédate conmigo. Voy a entregarte los mandamientos que deberás enseñarles, para que todos ellos los obedezcan en la tierra que voy a darles”.

32 »Por eso, israelitas, no dejen de obedecer ni uno solo de los mandamientos de su Dios. 33 Sigan cada uno de sus consejos, y les irá bien y vivirán muchos años en la tierra que él va a darles.