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Los sueños

34 Los tontos viven de falsas esperanzas;
los sueños dan alas a los insensatos.
Creer en los sueños
es querer agarrar una sombra o perseguir el viento.
Lo que uno ve en sueños es sólo una imagen,
como un rostro reflejado en un espejo.
Nada limpio puede venir de la suciedad;
ninguna verdad puede tampoco venir de la mentira.
Adivinaciones, pronósticos y sueños son cosas sin valor,
fantasías como las de mujer de parto.
Si no vienen de parte del Altísimo,
no les prestes la menor atención.
Porque muchos se dejaron engañar por los sueños,
y por creer en ellos se arruinaron.
Hay que cumplir la ley sin hacer trampas;
el hombre de fiar enseña la perfecta sabiduría.

Los viajes

El que mucho viaja, mucho sabe,
y el que tiene mucha experiencia discurre sabiamente.
10 El que no ha pasado pruebas, sabe poco;
pero el que ha viajado, se hace muy listo.
11 En mis viajes he visto muchas cosas,
y sé más de lo que cuento.
12 Muchas veces estuve en peligro de muerte,
pero gracias a mi experiencia salí con vida.

Confianza en el Señor

13 Los que respetan al Señor vivirán,
pues ponen su esperanza en quien puede salvarlos.
14 El que respeta al Señor no le tiene miedo a nada,
ni se acobarda, pues confía en el Señor.
15 ¡Dichoso el que respeta al Señor!
Él sabe en quién confía y quién lo sostiene.
16 El Señor vela por aquellos que lo aman,
como fuerte escudo y poderoso apoyo,
refugio contra el viento ardiente,
sombra para el calor del mediodía,
protección contra los tropiezos
y ayuda contra las caídas.
17 Él da consuelo al alma, luz a los ojos,
y salud, vida y bendición.

El verdadero culto a Dios

18 La ofrenda a Dios hecha de cosas mal habidas, es impura;
a él no le agrada lo que ofrecen los malvados.
19 El Altísimo no acepta las ofrendas de los impíos;
aunque le ofrezcan muchos sacrificios, no les perdona los pecados.
20 Robar algo a los pobres y ofrecérselo a Dios
es como matar un hijo ante los ojos de su padre.
21 La vida del pobre depende del poco pan que tiene;
quien se lo quita, es un asesino.
22 Quitarle el sustento al prójimo es como matarlo;
no dar al obrero su salario es quitarle la vida.

23 Si uno construye y otro derriba,
¿qué se gana sino más trabajos?
24 Si uno ora y otro maldice,
¿a cuál de los dos escuchará el Señor?
25 Si uno toca a un muerto, se lava, y vuelve luego a tocarlo,
¿de qué le sirve el haberse lavado?
26 Así pasa con uno que ayuna por sus pecados,
pero después vuelve a cometerlos.
¿Quién escuchará su oración?
¿De qué le servirá haber hecho penitencia?